martes, 6 de noviembre de 2018

Calixto García Iñiguez - Escritos (Fragmentos del parte militar de Calixto García de diciembre de 1872)



En: Periódico “La Independencia”.  Órgano de los pueblos hispano–americanos, marzo 1 de 1873, número 7.  El ejemplar consultado tiene 258 renglones mutilados ilegibles. Biblioteca Nacional de Cuba, Sala Cubana. Fondo: Periódicos.

Cuartel General (diciembre) – 1872.

(...) que, pero huyó vergonzosamente al sentir los fuegos de un compañía que sitúe a corta distancia del campamento.
El 3 de septiembre el enemigo en número considerable se aproximó a su campamento de Filipinas.  Inmediatamente se dio orden al Comandante Luis Ortiz para que saliera a batirlo, lo que efectuó haciendo retroceder al enemigo. Al día siguiente ocupó nuestro campamento que habíamos abandonado dando muerte a una mujer y dos niños.
El valiente coronel Teodoro Laffita tuvo un encuentro con el enemigo el 29 de septiembre en el Cafetal Santa Isabel obligándolo a retirarse.
El 17 batió el Comandante Luis Ortiz  una columna enemiga, a la que hizo retroceder en dirección al Ramón a cuyo punto llevaron cuatro muertos y cinco heridos.
El 28 del mismo, el capitán J (....) sostuvo una escaramuza cerca del mismo punto obligando al enemigo a retroceder precipitadamente, dejando en nuestro poder tres muertos y un cornetín.
El 24 de octubre sostuvo el Teniente Coronel Francisco Borrero una reñida acción en su campamento de Arroyo de Auras, sin que por nuestra parte ocurriera novedad.  El enemigo debió sufrir bajas de consideración.
Antonio Maceo
El Coronel Maceo me dice lo siguiente: El 12 de octubre destruyó el Teniente Coronel Silverio del Prado la línea telegráfica de Cuba a Guantánamo en un trayecto de tres leguas.  El 18 del mismo mes efectuó el Subteniente Valentín Consuegras igual operación en un trayecto de media legua, capturando además dos hombres, de los cuales uno fue pasado por las armas.
El capitán Pastor Sánchez batió y dispersó al enemigo en momentos en que extraía plomo en el ingenio Arroyo Blanco, apoderándose además de varios cerdos que conducía.
El 1 de noviembre después de llamar la atención del enemigo por las haciendas de Montes Tauros y Montes Limbano, cayo de sorpresa el Coronel Antonio Maceo sobre el caserío de Jamaica, situado a dos leguas de Guantánamo, con su acostumbrado denuedo avanzó apoderándose de una trinchera que defendían los españoles tenazmente y que estaba situada en una ventajosa altura, de tres tiendas y de una panadería, en la cual hizo el enemigo tal resistencia que nuestros soldados tuvieron que hacer uso del machete para penetrar en ellas. Dentro de estos establecimientos (...)
(...) horas después.  Las fuerzas que tomaron parte en esta acción se han conducido admirablemente, haciéndose acreedoras a especial mención el coronel Leonardo Mármol, Teniente Coronel José María Peña y los Capitanes Ramón Martínez Freire y Vicente Cutiño.
El Teniente Coronel Mariano Torres me dice que el 4 de noviembre destruyó el Teniente Manuel Torres el teléfono entre la Caridad y la Venta, en un trayecto de seis kilómetros, inutilizando por completo sus postes y aisladores.
El Brigadier Calvar me dice que fuerzas del segundo y tercer batallón de Holguín a las órdenes del Comandante Ángel Guerra y Capitán Ramón Martínez, rechazaron el 12 del propio mes una gruesa columna enemiga que intentó apoderarse de las posiciones que ocupaba el referido Brigadier Manuel Calvar en Sao (...) causándole numerosas bajas.
José María Peña
El 15 batió el Teniente Coronel José María Peña al enemigo que en número de 200 hombres atacó su campamento en el Caobal, teniendo que retirarse por la superioridad numérica de los contrarios.  No teniendo que lamentar pérdida alguna.
En la marcha para el Cuartel General de este Departamento, tuvo el Brigadier Calvar un encuentro con el enemigo en la Guinea el 25 de noviembre poniéndole en dispersión después de una hora de fuego con fuerza del segundo y tercer batallón y una sección de su escolta, a las órdenes respectivamente del Comandante Morales, Teniente Coronel Peña y Teniente Infanzón.  El enemigo debió sufrir pérdidas considerables a juzgar por el numeroso rastro de sangre que dejó.  Nosotros no tuvimos novedad.  El Teniente Coronel Wenceslao Saladrigas me dice lo siguiente: Fuerzas del segundo Batallón de Jiguaní a las órdenes del Teniente José Rodríguez hicieron dos prisioneros el 7 en el campamento de Guisa del Horno, apoderándose de (...) bestias, cerdos, tabacos, y otros efectos.
(..........)
Con fecha 20 de noviembre, el Teniente Coronel Francisco Borrego me dice que hostilizó al enemigo en el camino de la Cruz al Paradero, poniendo en libertad a una morena esclava que capturó.  Al día siguiente reconoció los campamentos españoles Arroyo de Ena, Boca de Río Grande, Boca de Jutinicón y Paradero de los Dorados, que encontró abandonados y destruidos.
El mismo día me participa que el 30 de octubre, sostuvo una acción con el enemigo en los Arroyos Martín, que duró media hora, logrando rechazarlo con  pérdidas considerables. Un presentado asegura que murió en la acción el Comandante de Caballería José Tizón. Por nuestra parte no hubo novedad.
Con fecha 16 de diciembre me dice el Teniente Coronel Crombet, lo siguiente:  El 9 de octubre salí de Corralillo con objeto de dar cumplimiento a sus órdenes y entrado por la hacienda Redonda, Redondita, Caserío de Dorotea y cafetales el Descanso, Delirio, Santa Ana, Ocaña y San Esteban incendié estos tres últimos hostilizando al enemigo en las restantes dando por resultado apresar 31 individuos, siete arrías cargadas de cacao, café y otros efectos, 12 carabinas, 3 Rémington, 7 escopetas, 12 revólveres, 70 machetes, 200 bestias, inutilizando entre ellos 23 caballos con sus monturas, y 5 espadines.
Nuestra tropa se apoderó de un rico botín de ropas y comestibles.  El 7 de noviembre se presentó el enemigo por la retaguardia en Ocaña; pero retrocedió cobardemente a los primeros disparos.  El 9 salí en dirección del partido Benevolencia, tomando las  haciendas Bella Vista, Carolina, San julio, Jali, Caguasi y San Prudencio, incendiado esta última donde hice un prisionero.  El mismo día acampando en Arroyo Berraco, me atacó el enemigo, siendo rechazado en todas direcciones, después de tres horas y media de fuego.  El enemigo dejó en nuestro poder 50 cadáveres y 2 carabinas Rémington con su parque correspondiente, debiendo haber experimentado bajas de consideración por las ventajosas posiciones que ocupábamos.  Los nuestros solo consisten en un herido.
En esta acción se condujeron admirablemente todos los oficiales y soldados a mi mando, distinguiéndose sobre manera el Comandante Silva que  sostuvo un combate personal, secundado por El Teniente Duarte, que dio muerte a su enemigo, y los ciudadanos Comandante Perera, Capitanes Martín Trabas, José Bios, Juan P. Cebreco, Alfonso Gulé, Julián e Ignacio Vázquez, Tenientes Enrique Bell y Pablo Vallejo, Subtenientes Antonio Cerebro y soldados José D Soca y Leonardo Crombet.
El 12 seguí marcha hacia el partido de Limones, pasando por los altos de Zacatecas, Victoria Mercedes, dando por resultados hacer 5 prisioneros, apoderándose de varios caballos con sus monturas y un considerable botín de varios efectos solo tuvimos una ligera escaramuza con el enemigo que se retiró precipitadamente.  De regreso a ese Cuartel General nos atacó una columna enemiga el 19 en Nueva Guinea, batiéndola y causándole grandes pérdidas, a juzgar por las grandes huellas de sangre que dejaron.  Continuando la marcha sorprendida el 21 en un punto nombrado Cuero, la guardia de una emboscada que nos había preparado el  enemigo, llegando finalmente a este punto (el Cigue) sin que tuviera más novedad.  Soy de Ud, etc.
El Teniente Coronel Crombet se ha hecho acreedor; a los mayores elogios, por la pericia, valor y actividad con que ha llevado a cabo esta fructífera excursión, pasando por algunos lugares que solo distan una legua de la ciudad de Cuba, introduciendo en ella un pánico indescriptible.  Los resultados han correspondido con exceso al objeto que me proponía, y con este concepto tengo el honor de recomendar a Ud. al Teniente Coronel Crombet especialmente así como a sus dignos compañeros de excursión.
Flor Crombet
Paso a dar cuenta a Ud. de las operaciones que he llevado a cabo últimamente a cuyo efecto se reunieron en Barajagua el 8 de diciembre, conforme a las órdenes que anticipadamente les comunique cuatro batallones de Cuba al mando de los Tenientes Coroneles, Flor Crombet, Francisco Borrego, Wenceslao Saladrigas y Mariano Torres, y tres de Holguín a los órdenes del Jefe del distrito general Manuel Calvar.  El 9  emprendí marcha acampando en Mejía, en cuyo lugar y con objeto de llamara la atención al enemigo sobre un punto distante del que pesaba atacar, di órdenes al General Calvar para que dispusiera que el Teniente Coronel Peña con su batallón, y los de igual graduación Borrego y Torres con los suyos, a las órdenes del primero atacasen Mayarí, mientras yo con el resto de las fuerzas marchaba hacia el Bagá donde debía incorporárseme el Teniente Coronel Peña tan pronto como concluyera su operación.  Un éxito completo coronó ese movimiento: atacado el mencionado pueblo en la noche del 12 dio por resultado destruirle dos cuartones, causando 20 bajas al enemigo, y apoderándose nuestras tropas de cinco armas de fuego, un considerable número de reses y otras muchas efectos.  Por nuestra parte un herido.
El 16 se me incorporó esta fuerza, y al mismo tiempo tuvo aviso de que una columna fuerte de 800 hombres, procedentes de Holguín, marchaba hacia Barajagua.
En su consecuencia, juzgue el momento oportuno para realizar un plan, y sin demorar me puse en marcha, llegando a la vista de la ciudad de Holguín a las doce de la noche del día 19. Después inmediatamente que el Comandante Limbano Sánchez avanzara por la calle del Rosario hasta (...) la casa de Rondan (...) esquina de Frexes, apoyado por el capitán de mi escolta Lorenzo Camell.
El Teniente Coronel Francisco Borrero que se posesionara de la calle del Calvario, esquina de San Isidro.  El Teniente Coronel Crombet que ocupara la calle de San Francisco.  El Teniente Coronel Peña la Plaza Mayor.  El Teniente Coronel Saladrigas, la calle de San Idelfonso.  El Teniente Coronel Torres, la de la Magdalena, y yo con el General  Calvar, el Coronel Bartolomé Masó, mi Estado Mayor y el segundo Batallón de Holguín, de que es jefe el Teniente Coronel Herrero, me sitúe en la calle de San Diego.  Mandaba la reserva el Teniente Coronel José U. Urquiola.
Comunicada la  orden de atacar, marchó el Comandante Sánchez a Vanguardia arrollando a las avanzadas enemigas y abriendo paso a las demás fuerzas que invadieron la ciudad, a pesar del fuego de los reductos enemigos que defendían la entrada y que no tardaron en ser abandonados por sus sorprendidos defensores. Reconcentrose  toda la fuerza enemiga a sus cuarteles desde donde hicieron varias salidas con infantería y caballería, pero obligados a desplegarse siempre con grandes pérdidas, quedamos por fin dueño de la población, excepto algunas de sus obras de fortificación.
La Periquera, Holguín, Cuba
Di entonces orden de incendiar los edificios mandados a ocupar, recomendando solo se verificara, a ser posible, con aquellos en que habitaran españoles o pertenecieran a estos, efectuándose así y siendo uno de los incendiados el nombrado “Periquera” que sirvió de refugio a los españoles en el primer ataque dado a esa ciudad[1].  A las tres de la mañana dispuso la retirada que se llevó a cabo en el mejor orden, después de saquear las pertenencias españolas. El enemigo ha sufrido pérdidas que no creo exagerado graduar en 500,000 pesos causándole 80 bajas en su totalidad de españoles, pues mis tropas llevaban orden de no matar ningún cubano.  Nos apoderamos de 30 armas de fuego, cien machetes, varios sables, y un rico botín de ropa, comestibles y oro. Nuestras bajas consisten en cuatro muertos y 20 heridos, contándose entre aquellos el arrojado Teniente Coronel Peña, que lo fue en los primeros disparos haciéndose cargo en el acto de su batallón, el Comandante Ángel Guerra, que cumplió las instrucciones comunicadas a aquel jefe con el valor que le caracteriza.  Todos los jefes y oficiales son dignos de especial mención, encareciendo el comportamiento del General Calvar, el Comandante que hizo ondear nuestro pabellón durante dos horas en la plaza de armas, el comandante Pablo Amábile que recibió una herida, y los capitanes Masferrer, Vázquez, Calmell, Varona y Arias contándose estos últimos entre los heridos.
Cada Jefe ocupó y sostuvo su posición con la pericia y valor que tantas veces han demostrado.
El 20 acampé en las Cabezadas de Camazán, donde tomé posición para esperar el enemigo.  El 22 se presentó este en número considerable recibiendo primero el fuego del Teniente Coronel Borrero que con un batallón tenia destacado a media legua del Cuartel General, batiéndose en retirada según mis órdenes, hasta incorporarse al grueso de las fuerzas.  Generalizose entonces el combate con los batallones comandados por el comandante Sánchez, Teniente Coronel Crombet y Comandante Ángel Guerra, retirándose el enemigo después de dos horas de combate, en cuyo tiempo hizo seis disparos de cañón sin que la fuerza del Teniente Coronel Torres, que estaba a retaguardia, pudiera tomar parte en la acción. El enemigo dejo numerosas huellas de sangre dando a conocer tanto por esto como por lo precipitado de su fuga, que ha sufrido grandes pérdidas. Los nuestros consisten en tres muertos  y un herido.
En toda esta operación me ha acompañado el mayor General Gómez que se encontraba de paso en este (...) hace acreedora de los mayores elogios, el Presidente de la Cámara de Representantes, y los Diputados Pérez Trujillo, Rodríguez y Fornaris.
No concluiré sin recomendar  a Ud. la conducta observada por el Jefe de Sanidad Militar de Oriente, C. Félix Figueredo, y el medico de segunda clase C. José Blanco Roca.

Con protesta de consideración, soy de Ud. atento S.S Patria y Libertad – Calixto García Iñiguez, Mayor General Jefe de Operaciones.

 

[1] El viernes 20 de diciembre de 1872, Céspedes anotó en su Diario: “aseguran que se quemó la Periquera”.  (Véase Carlos Manuel de Céspedes.  Escritos... tomo I, p. 377).  La edificación no fue quemada.  Ignacio Mora testigo del ataque recoge en su diario sus impresiones.  (Ver Ana Betancourt, pp. 161-162) dando algunas valoraciones diferentes al parte sobre el hecho y sus consecuencias.

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