En:
Periódico “La Independencia”. Órgano de
los pueblos hispano–americanos, marzo 1 de 1873, número 7. El ejemplar consultado tiene 258 renglones
mutilados ilegibles. Biblioteca Nacional de Cuba, Sala Cubana. Fondo:
Periódicos.
Cuartel
General (diciembre) – 1872.
(...)
que, pero huyó vergonzosamente al sentir los fuegos de un compañía que sitúe a
corta distancia del campamento.
El
3 de septiembre el enemigo en número considerable se aproximó a su campamento
de Filipinas. Inmediatamente se dio
orden al Comandante Luis Ortiz para que saliera a batirlo, lo que efectuó
haciendo retroceder al enemigo. Al día
siguiente ocupó nuestro campamento que habíamos abandonado dando muerte a una
mujer y dos niños.
El
valiente coronel Teodoro Laffita tuvo un encuentro con el enemigo el 29 de
septiembre en el Cafetal Santa Isabel obligándolo a retirarse.
El
17 batió el Comandante Luis Ortiz una
columna enemiga, a la que hizo retroceder en dirección al Ramón a cuyo punto
llevaron cuatro muertos y cinco heridos.
El
28 del mismo, el capitán J (....) sostuvo una escaramuza cerca del mismo punto
obligando al enemigo a retroceder precipitadamente, dejando en nuestro poder
tres muertos y un cornetín.
El
24 de octubre sostuvo el Teniente Coronel Francisco Borrero una reñida acción
en su campamento de Arroyo de Auras, sin que por nuestra parte ocurriera
novedad. El enemigo debió sufrir bajas
de consideración.
Antonio Maceo |
El
Coronel Maceo me dice lo siguiente: El 12 de octubre destruyó el Teniente
Coronel Silverio del Prado la línea telegráfica de Cuba a Guantánamo en un
trayecto de tres leguas. El 18 del mismo
mes efectuó el Subteniente Valentín Consuegras igual operación en un trayecto
de media legua, capturando además dos hombres, de los cuales uno fue pasado por
las armas.
El
capitán Pastor Sánchez batió y dispersó al enemigo en momentos en que extraía
plomo en el ingenio Arroyo Blanco, apoderándose además de varios cerdos que
conducía.
El
1 de noviembre después de llamar la atención del enemigo por las haciendas de
Montes Tauros y Montes Limbano, cayo de sorpresa el Coronel Antonio Maceo sobre
el caserío de Jamaica, situado a dos leguas de Guantánamo, con su acostumbrado
denuedo avanzó apoderándose de una trinchera que defendían los españoles
tenazmente y que estaba situada en una ventajosa altura, de tres tiendas y de
una panadería, en la cual hizo el enemigo tal resistencia que nuestros soldados
tuvieron que hacer uso del machete para penetrar en ellas. Dentro de estos
establecimientos (...)
(...)
horas después. Las fuerzas que tomaron
parte en esta acción se han conducido admirablemente, haciéndose acreedoras a
especial mención el coronel Leonardo Mármol, Teniente Coronel José María Peña y
los Capitanes Ramón Martínez Freire y Vicente Cutiño.
El
Teniente Coronel Mariano Torres me dice que el 4 de noviembre destruyó el
Teniente Manuel Torres el teléfono entre la Caridad y la Venta, en un trayecto
de seis kilómetros, inutilizando por completo sus postes y aisladores.
El
Brigadier Calvar me dice que fuerzas del segundo y tercer batallón de Holguín a
las órdenes del Comandante Ángel Guerra y Capitán Ramón Martínez, rechazaron el
12 del propio mes una gruesa columna enemiga que intentó apoderarse de las
posiciones que ocupaba el referido Brigadier Manuel Calvar en Sao (...)
causándole numerosas bajas.
José María Peña |
El
15 batió el Teniente Coronel José María Peña al enemigo que en número de 200
hombres atacó su campamento en el Caobal, teniendo que retirarse por la
superioridad numérica de los contrarios.
No teniendo que lamentar pérdida alguna.
En
la marcha para el Cuartel General de este Departamento, tuvo el Brigadier
Calvar un encuentro con el enemigo en la Guinea el 25 de noviembre poniéndole
en dispersión después de una hora de fuego con fuerza del segundo y tercer
batallón y una sección de su escolta, a las órdenes respectivamente del
Comandante Morales, Teniente Coronel Peña y Teniente Infanzón. El enemigo debió sufrir pérdidas considerables
a juzgar por el numeroso rastro de sangre que dejó. Nosotros no tuvimos novedad. El Teniente Coronel Wenceslao Saladrigas me
dice lo siguiente: Fuerzas del segundo Batallón de Jiguaní a las órdenes del
Teniente José Rodríguez hicieron dos prisioneros el 7 en el campamento de Guisa
del Horno, apoderándose de (...) bestias, cerdos, tabacos, y otros efectos.
(..........)
Con
fecha 20 de noviembre, el Teniente Coronel Francisco Borrego me dice que hostilizó
al enemigo en el camino de la Cruz al Paradero, poniendo en libertad a una
morena esclava que capturó. Al día
siguiente reconoció los campamentos españoles Arroyo de Ena, Boca de Río
Grande, Boca de Jutinicón y Paradero de los Dorados, que encontró abandonados y
destruidos.
El
mismo día me participa que el 30 de octubre, sostuvo una acción con el enemigo
en los Arroyos Martín, que duró media hora, logrando rechazarlo con pérdidas considerables. Un presentado asegura
que murió en la acción el Comandante de Caballería José Tizón. Por nuestra
parte no hubo novedad.
Con
fecha 16 de diciembre me dice el Teniente Coronel Crombet, lo siguiente: El 9 de octubre salí de Corralillo con objeto
de dar cumplimiento a sus órdenes y entrado por la hacienda Redonda, Redondita,
Caserío de Dorotea y cafetales el Descanso, Delirio, Santa Ana, Ocaña y San
Esteban incendié estos tres últimos hostilizando al enemigo en las restantes
dando por resultado apresar 31 individuos, siete arrías cargadas de cacao, café
y otros efectos, 12 carabinas, 3 Rémington, 7 escopetas, 12 revólveres, 70
machetes, 200 bestias, inutilizando entre ellos 23 caballos con sus monturas, y
5 espadines.
Nuestra
tropa se apoderó de un rico botín de ropas y comestibles. El 7 de noviembre se presentó el enemigo por
la retaguardia en Ocaña; pero retrocedió cobardemente a los primeros disparos. El 9 salí en dirección del partido
Benevolencia, tomando las haciendas
Bella Vista, Carolina, San julio, Jali, Caguasi y San Prudencio, incendiado
esta última donde hice un prisionero. El
mismo día acampando en Arroyo Berraco, me atacó el enemigo, siendo rechazado en
todas direcciones, después de tres horas y media de fuego. El enemigo dejó en nuestro poder 50 cadáveres
y 2 carabinas Rémington con su parque correspondiente, debiendo haber
experimentado bajas de consideración por las ventajosas posiciones que
ocupábamos. Los nuestros solo consisten
en un herido.
En
esta acción se condujeron admirablemente todos los oficiales y soldados a mi
mando, distinguiéndose sobre manera el Comandante Silva que sostuvo un combate personal, secundado por El
Teniente Duarte, que dio muerte a su enemigo, y los ciudadanos Comandante
Perera, Capitanes Martín Trabas, José Bios, Juan P. Cebreco, Alfonso Gulé,
Julián e Ignacio Vázquez, Tenientes Enrique Bell y Pablo Vallejo, Subtenientes
Antonio Cerebro y soldados José D Soca y Leonardo Crombet.
El
12 seguí marcha hacia el partido de Limones, pasando por los altos de
Zacatecas, Victoria Mercedes, dando por resultados hacer 5 prisioneros,
apoderándose de varios caballos con sus monturas y un considerable botín de
varios efectos solo tuvimos una ligera escaramuza con el enemigo que se retiró
precipitadamente. De regreso a ese
Cuartel General nos atacó una columna enemiga el 19 en Nueva Guinea, batiéndola
y causándole grandes pérdidas, a juzgar por las grandes huellas de sangre que
dejaron. Continuando la marcha
sorprendida el 21 en un punto nombrado Cuero, la guardia de una emboscada que
nos había preparado el enemigo, llegando
finalmente a este punto (el Cigue) sin que tuviera más novedad. Soy de Ud, etc.
El
Teniente Coronel Crombet se ha hecho acreedor; a los mayores elogios, por la
pericia, valor y actividad con que ha llevado a cabo esta fructífera excursión,
pasando por algunos lugares que solo distan una legua de la ciudad de Cuba,
introduciendo en ella un pánico indescriptible.
Los resultados han correspondido con exceso al objeto que me proponía, y
con este concepto tengo el honor de recomendar a Ud. al Teniente Coronel
Crombet especialmente así como a sus dignos compañeros de excursión.
Flor Crombet |
Paso
a dar cuenta a Ud. de las operaciones que he llevado a cabo últimamente a cuyo
efecto se reunieron en Barajagua el 8 de diciembre, conforme a las órdenes que
anticipadamente les comunique cuatro batallones de Cuba al mando de los
Tenientes Coroneles, Flor Crombet, Francisco Borrego, Wenceslao Saladrigas y
Mariano Torres, y tres de Holguín a los órdenes del Jefe del distrito general
Manuel Calvar. El 9 emprendí marcha acampando en Mejía, en cuyo
lugar y con objeto de llamara la atención al enemigo sobre un punto distante
del que pesaba atacar, di órdenes al General Calvar para que dispusiera que el
Teniente Coronel Peña con su batallón, y los de igual graduación Borrego y
Torres con los suyos, a las órdenes del primero atacasen Mayarí, mientras yo
con el resto de las fuerzas marchaba hacia el Bagá donde debía incorporárseme
el Teniente Coronel Peña tan pronto como concluyera su operación. Un éxito completo coronó ese movimiento:
atacado el mencionado pueblo en la noche del 12 dio por resultado destruirle
dos cuartones, causando 20 bajas al enemigo, y apoderándose nuestras tropas de
cinco armas de fuego, un considerable número de reses y otras muchas
efectos. Por nuestra parte un herido.
El
16 se me incorporó esta fuerza, y al mismo tiempo tuvo aviso de que una columna
fuerte de 800 hombres, procedentes de Holguín, marchaba hacia Barajagua.
En
su consecuencia, juzgue el momento oportuno para realizar un plan, y sin
demorar me puse en marcha, llegando a la vista de la ciudad de Holguín a las
doce de la noche del día 19. Después inmediatamente que el Comandante Limbano
Sánchez avanzara por la calle del Rosario hasta (...) la casa de Rondan (...)
esquina de Frexes, apoyado por el capitán de mi escolta Lorenzo Camell.
El
Teniente Coronel Francisco Borrero que se posesionara de la calle del Calvario,
esquina de San Isidro. El Teniente
Coronel Crombet que ocupara la calle de San Francisco. El Teniente Coronel Peña la Plaza Mayor. El Teniente Coronel Saladrigas, la calle de
San Idelfonso. El Teniente Coronel
Torres, la de la Magdalena, y yo con el General
Calvar, el Coronel Bartolomé Masó, mi Estado Mayor y el segundo Batallón
de Holguín, de que es jefe el Teniente Coronel Herrero, me sitúe en la calle de
San Diego. Mandaba la reserva el
Teniente Coronel José U. Urquiola.
Comunicada
la orden de atacar, marchó el Comandante
Sánchez a Vanguardia arrollando a las avanzadas enemigas y abriendo paso a las
demás fuerzas que invadieron la ciudad, a pesar del fuego de los reductos
enemigos que defendían la entrada y que no tardaron en ser abandonados por sus
sorprendidos defensores. Reconcentrose
toda la fuerza enemiga a sus cuarteles desde donde hicieron varias
salidas con infantería y caballería, pero obligados a desplegarse siempre con
grandes pérdidas, quedamos por fin dueño de la población, excepto algunas de
sus obras de fortificación.
La Periquera, Holguín, Cuba |
Di
entonces orden de incendiar los edificios mandados a ocupar, recomendando solo
se verificara, a ser posible, con aquellos en que habitaran españoles o
pertenecieran a estos, efectuándose así y siendo uno de los incendiados el
nombrado “Periquera” que sirvió de refugio a los españoles en el primer ataque
dado a esa ciudad[1]. A las tres de la mañana dispuso la retirada
que se llevó a cabo en el mejor orden, después de saquear las pertenencias
españolas. El enemigo ha sufrido pérdidas que no creo exagerado graduar en
500,000 pesos causándole 80 bajas en su totalidad de españoles, pues mis tropas
llevaban orden de no matar ningún cubano.
Nos apoderamos de 30 armas de fuego, cien machetes, varios sables, y un
rico botín de ropa, comestibles y oro. Nuestras bajas consisten en cuatro
muertos y 20 heridos, contándose entre aquellos el arrojado Teniente Coronel
Peña, que lo fue en los primeros disparos haciéndose cargo en el acto de su
batallón, el Comandante Ángel Guerra, que cumplió las instrucciones comunicadas
a aquel jefe con el valor que le caracteriza.
Todos los jefes y oficiales son dignos de especial mención, encareciendo
el comportamiento del General Calvar, el Comandante que hizo ondear nuestro
pabellón durante dos horas en la plaza de armas, el comandante Pablo Amábile
que recibió una herida, y los capitanes Masferrer, Vázquez, Calmell, Varona y
Arias contándose estos últimos entre los heridos.
Cada
Jefe ocupó y sostuvo su posición con la pericia y valor que tantas veces han
demostrado.
El
20 acampé en las Cabezadas de Camazán, donde tomé posición para esperar el
enemigo. El 22 se presentó este en
número considerable recibiendo primero el fuego del Teniente Coronel Borrero
que con un batallón tenia destacado a media legua del Cuartel General,
batiéndose en retirada según mis órdenes, hasta incorporarse al grueso de las
fuerzas. Generalizose entonces el
combate con los batallones comandados por el comandante Sánchez, Teniente
Coronel Crombet y Comandante Ángel Guerra, retirándose el enemigo después de
dos horas de combate, en cuyo tiempo hizo seis disparos de cañón sin que la
fuerza del Teniente Coronel Torres, que estaba a retaguardia, pudiera tomar
parte en la acción. El enemigo dejo numerosas huellas de sangre dando a conocer
tanto por esto como por lo precipitado de su fuga, que ha sufrido grandes
pérdidas. Los nuestros consisten en tres muertos y un herido.
En
toda esta operación me ha acompañado el mayor General Gómez que se encontraba
de paso en este (...) hace acreedora de los mayores elogios, el Presidente de
la Cámara de Representantes, y los Diputados Pérez Trujillo, Rodríguez y
Fornaris.
No
concluiré sin recomendar a Ud. la
conducta observada por el Jefe de Sanidad Militar de Oriente, C. Félix Figueredo,
y el medico de segunda clase C. José Blanco Roca.
Con
protesta de consideración, soy de Ud. atento S.S Patria y Libertad – Calixto
García Iñiguez, Mayor General Jefe de Operaciones.
[1] El viernes 20 de diciembre de 1872,
Céspedes anotó en su Diario: “aseguran que se quemó la Periquera”. (Véase Carlos Manuel de Céspedes. Escritos... tomo I, p. 377). La edificación no fue quemada. Ignacio Mora testigo del ataque recoge en su
diario sus impresiones. (Ver Ana
Betancourt, pp. 161-162) dando algunas valoraciones diferentes al parte sobre
el hecho y sus consecuencias.
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