En:
Periódico “La Revolución de Cuba”, Nueva York. 14 de diciembre de 1872; Archivo
Nacional de Cuba, fondo Donativos y Remisiones, Fuera de Caja # 2
Parte
oficial
Ejército
Libertador–Departamento Oriental General “Barajagua” octubre 29, 1872 y 5 de la
Independencia.
Salvador Rosado |
El
2 de septiembre ordene al Comandante Salvador Rosado marchara con dos Compañías
a destruir la línea telegráfica, lo que verificó en un trayecto de dos leguas
entre los campamentos “Arroyo Blanco” y el “Descanso”, inutilizando los postes
y aisladores y recogiendo alambre que condujo a este cuartel General.
El
Brigadier Jesús Pérez me dice que el día 19 de agosto atacó el Coronel Cintra
el campamento español “La Caridad”. El
asalto a la trinchera se verificó por la noche, logrando desalojar su
guarnición, que pudo más tarde reorganizarse y hacerse fuerte en otros
atrincheramientos, manteniéndose en el a la defensiva. Saqueado y destruido la
mayor parte del caserío, se dio a nuestra fuerza la orden de retirada, que se
efectuó en perfecto arreglo y sin ser molestada. Cayeron en nuestro poder 8 armas de fuego, de
ellas 3 de percusión y 5 a cargar por la recámara, 6 paquetes de cartuchos,
algunas cápsulas y gran cantidad de efectos de comida y vestido. El enemigo dejó en el campo 6 cadáveres
debiendo haber experimentado mayores pérdidas, por las circunstancias del combate
que nos favorecían, los nuestros consistieron en tres heridos.
El
comandante Mariano Torres me da parte de
haber destruido el día 14 de septiembre según mi orden el telégrafo
entre “La Venta” y “La Caridad”, en un espacio de dos leguas, inutilizando los
postes y aisladores y aprovechando alambre para varios usos.
El
día 17 sostuvo el Teniente Coronel Wenceslao Saladrigas una escaramuza con el
enemigo en “Palmarito”, causándole 9 bajas.
Por nuestra parte sin novedad.
El
19 hostilizó una columna enemiga en La Jatia.
El
21 destruyo el comandante Mariano Torres, el
telégrafo de Cuba a Bayamo, entre “Arroyo Blanco” y el “Descanso”, en un
espacio de cuatro kilómetros.
Limbano Sánchez |
En
la noche del 22 atacó y destruyó el Comandante Limbano Sánchez, el poblado de
Junucún, extrayéndole gran cantidad de reses, caballos, cerdos y otros efectos
causando al enemigo algunas bajas, sin que por nosotros haya que lamentar la
menor pérdida.
El
Comandante Miguel Ruiz me participa que el día 12 de septiembre se acercó a la
población de Guisa, extrayendo 91 reses de la finca “San Andrés” y destruyendo
varias casas después de apoderarse de una gran cantidad de ropa y otros efectos
que contenía. Al día siguiente se le presentaron 11 voluntarios armados,
procedentes de la mencionada población. En esta incursión no ha habido que
lamentar pérdida alguna.
El
mismo comandante me comunica que teniendo noticias que el enemigo había
aprendido algunos individuos en la antedicha población por sospechar estar en
connivencia con nosotros, decidió penetrar en ella, a fin de ponerlos en
libertad y protegerlos, a cuyo efecto se acercó el 2 de octubre con parte de
las fuerzas a sus órdenes y rompiendo el fuego sobre una numerosa guardia
destacada a la entrada del pueblo, la puso en fuga, introduciendo tal alarma,
que, merced a la confusión, pudieron escapar los mencionados presos, incorporándose
inmediatamente. De estos Juan Suárez y Miguel Vázquez se hallaban en capilla
para ser fusilados. Se destruyeron dos tiendas apoderándose los nuestros de
muchos efectos y una carabina con su parque. Esta atrevida acción no nos costó
perdida alguna.
Belisario Grave de Peralta |
En
fecha 27 de septiembre me comunica el Brigadier Manuel Calvar, Jefe del
Departamento de Holguín, lo siguiente: El 16 del corriente emprendí la marcha
desde la Mora hasta el centro de los campamentos enemigos: el 17 al cruzar la
línea telegráfica entre San Agustín y San Andrés, una de nuestras avanzadas
hizo fuego a una pequeña partida de españoles que retrocedieron sin contestar
el fuego. En seguida hizo cortar la línea de más de media legua retirándome al
Purnio. De este punto di orden al siguiente día al Teniente Coronel Pela para
que con su Batallón y una compañía al mando del capitán Antonio Molina, se
apostase en el camino de la línea, donde hubo un reñido combate que obligó el
enemigo a desalojar sus posiciones que ocuparon los nuestros, dejando señales
evidentes de su destrozo. Por nuestra
parte tuvimos 5 bajas. El 19 ordene al
Teniente Coronel Peralta que con su batallón y una compañía de Bayamo se
apostase en el mismo camino. Como el día
anterior hubo un nutridísimo fuego que dio por resultado hacer retroceder al
enemigo que dejó en nuestro poder una carretilla con varias ruedas de alambre,
un pico, una hacha, seis sombreros, una barreta y varios alforjas. Por nuestra
parte hubo cinco bajas, teniendo que lamentar la pérdida del valiente capitán
Manuel Cisneros, víctima de su arrojo.
El mismo día di orden al teniente Coronel Peña para que con su batallón
y 28 hombres de la división de Bayamo atacasen el ingenio y caserío de San
Manuel, lo que efectuó con el mejor éxito, dando muerte a 29 hombres y haciendo
prisioneros a 22, saqueando e incendiando al caserío, y no pudiendo tomar las
trincheras por el refuerzo casual que había llegado a dicho ingenio. No hubo
bajas algunas por nuestra parte. Ayer ha
tenido lugar cinco fuegos, sostenidos por fuerzas del Teniente Coronel Peralta
y Comandante Morales, sin novedad por nuestra parte.
El
día 8 de octubre salí de la Meona y acampé en la Ceiba donde me aguardaba el
Mayor Modesto Díaz, según habíamos convenido, para emprender algunas
operaciones en el Departamento de Bayamo: al día siguiente atravesamos el Cauto
y continuamos marcha hacia los Pitos, donde estuvimos tres días tomando algunos
informes y dando descanso a la gente para caer de improviso sobre el enemigo. El
13 por la noche fueron atacados simultáneamente los poblados La Sal y el Caño,
tomando parte en el primero el Teniente Coronel José María de Peña con 40 hombres de su batallón,
bajo las órdenes del Coronel Juan Ruiz como encargado de la operación; y en el
segundo el teniente coronel Belisario Grave de Peralta con 60 hombres de su
batallón y mi escolta, bajo las órdenes del coronel Francisco Guerra. El triunfo en ambos puntos fue completo: en
La Sal se saquearon tres tiendas, las que fueron incendiadas, así como gran parte
del caserío, se cogió un gran botín y se hicieron algunas bajas al enemigo,
casi todos al machete, se ocuparon cuatro armas de fuego. Tuvimos quince bajas; entre ellos, tres de
nuestras fuerzas.
En
el Caño se saquearon tres tiendas las que fueron incendiadas junto con otras
tres que quedaron intactas: se quemó así mismo gran parte del caserío, se
saquearon treinta carretas pertenecientes a un convoy que había llegado por la
tarde, inutilizando todo lo que no se pudo cargar, se ocuparon treinta armas de
fuego (rifles, carabinas) varias armas blancas, se cogió un inmenso botín y se
hicieron numerosas bajas al enemigo. Tuvimos treinta bajas, de las que siete
fueron de nuestras fuerzas. Salí del
Departamento de Bayamo el 16 atravesando el centro y acampando el 18 en la
Meona sin la menor novedad. Soy de Vd
Etc.
El
27 del próximo pasado salí de Barajagua con el primer batallón de Holguín en
dirección al Pilón, en cuyo punto acampé; incorporándose el Teniente Coronel
Saladrigas, con el primero de Jiguaní y dos compañías del segundo a las órdenes
del Comandante Mariano a mi campamento, destaqué a corta distancia al Teniente
Coronel Saladrigas con el primero de Jiguaní, dándole instrucciones y preparé
la fuerza restante, pero al recibir los fuegos de aquel, se declaró el enemigo
en retirada, durando la acción media hora, no puedo precisar las bajas que se
le causaron, pero las huellas de sangre que dejaron indican que han sufrido
bastantes. Por nuestra parte sin novedad. El primero del actual continué
marchar, haciendo alto en Hicoteita, de donde salí el 3 acampando en Zarza
Gorda, allí se me incorporó el Teniente Coronel Flor Crombet con 200 hombres
pertenecientes a la segunda brigada de Cuba, enviando al teniente Enrique Bell con
una guerrilla a reconocer y explorar el campamento enemigo de Palma Soriano y
contramarchando al día siguiente con dirección al Aguacate con las fuerzas
mencionadas, en cuyo lugar acampé a las cuatro de la tarde. El 5 di orden al Teniente Coronel Saladrigas
para que marchara a acampar en el Demajagual, se dirigiera al día siguiente con
parte de su batallón por la línea telegráfica de Contramaestre a Jiguaní y la destruyeron hasta Las Piedras, debiendo
incorporarse el 9 en Quevedo: al Comandante Mariano Torres para que con una
compañía del primero de Jiguaní y otra del segundo batallón de Cuba, lo
verificará entre La Caridad y La Venta, retirándose luego a La Yagua; mientras
el Teniente Coronel Emilio Crombet, el Comandante Limbano Sánchez y el Capitán
Esteban Arias, efectuaban simultáneamente igual operación entre el Descanso y
Arroyo Blanco, el primero, aquel punto y La Caridad el segundo, y el último,
desde Arroyo Blanco a la Palma Soriano, con orden de regresar el día 6 a mi
Cuartel General situado en el Aguacate.
El enemigo trató de impedir la operación al Teniente Coronel Emilio Crombet
y al Comandante Limbano Sánchez; pero rechazado enérgicamente por ambos (el
segundo lo hizo en dos ocasiones) se llevó a cabo en todas sus partes, quedando
destruida la línea telegráfica en un espacio de 16 leguas aproximadamente. El 6
regresó la guerrilla a las órdenes del Teniente Bell, dándome cuenta de haber
hecho un prisionero, que se vio precisado a fusilar por haber intentado
escapársele. El 7 emprendí marcha,
haciendo alto en La Yagua, donde se me unió el Comandante Torres, continuando
al día siguiente hasta acampar el 9 en Quevedo, donde me esperaba el Teniente
Coronel Saladrigas con noticias de que la guarnición de Guisa había sido reforzada
considerablemente, me dirigí el 11 a sus inmediaciones a extraer, viandas, y
reses procurando llamar la atención del poblado, y penetrar en el por un
movimiento estratégico. Hecha la primera operación que dio por resultado
extraerle 60 reses y gran cantidad de viandas, me retiré a Charco Redondo,
punto distante a 3 leguas de la población; pero el enemigo permaneció en sus
trincheras, a pesar de haber repetido más extensiblemente la prueba. Viéndome precisado, por razones poderosas, a
atacarlo, verifique el asalto el 17 a las once de la noche, por lo cual dividí
las fuerzas del modo siguiente: tres
compañías de la segunda brigada de Cuba, a las órdenes del Teniente Coronel
Flor Crombet y tres compañías del primero y segundo de Jiguaní, y segundo de
Cuba a las órdenes del Comandante Mariano Torres, que debía penetrar por el
camino del Carralillo; mientras que el Comandante Ruiz, con una compañía del
primero de Jiguaní, lo efectuaban por la entrada de Bayamo y el Hoyo,
respectivamente, recibiendo orden del Teniente Coronel Saladrigas para que con la fuerza restante de su
Batallón, y dos compañías de la segunda Brigada, marcharon a tomar posiciones
en el camino de Bayamo, a fin de contener al enemigo en caso de venir en
auxilio de la población. Comunicadas las
instrucciones, avanzaron las columnas penetrando a viva fuerza en el pueblo,
del cual nos apoderamos, rompiendo entonces el enemigo desde sus
fortificaciones un fuego intenso y sostenido de fusilería y cañón.
Convencido el enemigo de la inferioridad de nuestro número, salió de sus
atrincheramientos con la intención de
envolver nuestras fuerzas, trabándose instantáneamente una lucha tenaz y
sangrienta en la plaza y algunas de sus avenidas, que duró 30 minutos, al cabo
de los cuales conseguimos hacerle replegar a sus trincheras, volviendo tres
veces más a la caga, no ya con la impetuosidad de los primeros momentos, hasta
que se encerró definitivamente en sus fuentes.
Destruida la población, no retiramos conduciendo un rico botín de reses
y toda clase de efectos, sin ser molestados.
El resultado de esta operación ha sido destruir considerables
propiedades del enemigo, causándoles más de 50 muertos que abandonaron en las
calles y otros más que retiraron á los fuertes, y aumentar hasta 38 el número
de hombres armados con que cuentan la compañía formada de los voluntarios que
en unión de sus familiares se han pasado a nuestras filas, algunas de las
cuales asistieron al combate, conducido de un modo digno de todo elogio. Nuestras bajas consisten en cuatro muertos,
tres heridos y un contuso[1].
Entre
los primeros se cuenta el Teniente Pozos, el Sargento primero José C. Suárez y
el Cabo Andrés Pérez. Figura entre los segundos, el Comandante Torres, y
contuso el Teniente Landrón. En esta
acción se han portado admirablemente las fuerzas todas, con especialidad el
primer batallón de Holguín, distinguiéndose sobre manera el Teniente Flor
Crombet, los Comandantes Sánchez y Torres, los Capitanes José Perera, Miguel
Masferrer, Lorenzo Calmell y Manuel León, uno de los voluntarios que figura
como Jefe de la compañía formada por los
mismos que se han incorporado a nuestras filas.
Acampando
en Charco Redondo se presentó el enemigo a una de nuestras avanzadas,
retirándose al sentir el fuego de ella, destaque en su persecución una compañía
del primero de Jiguanía las órdenes del capitán Rabí, pero no puedo dársele
alcance.
El
día 21 comunicadas las instrucciones a los tenientes Coroneles Saladrigas y
Flor Crombet, a fin de continuar operando, emprendí marcha con elprimer
Batallón de Holguín, de regreso a mi cuartel general, donde me llamaban otras
atenciones urgentes del servicio destruyendo el 22 a mi paso, la línea
telegráfica entre Jiguaní y Contramaestre en un trayecto de cuatro leguas que
estaban acabando de recomponer los españoles.
[1] Según Ignacio Mora el resultado del
ataque de Guisa “fue quemar parte del poblado, sacar 16 reses, 20 cochinos, 12
caballos y como $300 en ropa. Esto nos
costó 3 muertos y 2 heridos”. En: Gonzalo de Quesada. “Ignacio Mora”. Nueva York.
Imprenta “América”, 1894. Para el
testimonio de Ignacio Mora sobre el combate ver en “Ana Betancourt”, pp.
159-160
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