lunes, 5 de noviembre de 2018

Calixto García Iñiguez - Biografía 27



Por: César Hidalgo Torres
Santiago García y su sobrino, el joven Calixto, llegan a un burdel. Lo primero que ven, al entrar, es a Céspedes que sube una escalera, llevando una hermosa prostituta del brazo. Doblan por un pasillo y desaparecen.
Bayamo, fotografía antigua
Carlos, el hijo del General, escribió que su padre les contaba a los hijos varones que vista desde el trasiego del día, la casa donde las meretrices de Bayamo servían a sus clientes parecía más una sacristía o una casa de amparo.
Una matrona atiende a Santiago con familiaridad. Él la secretea, ella examina a Calixto como mismo un científico en un gabinete de física; después llama a una de las mujeres que está desocupada.
Llevado por la meretriz, Calixto va en la misma dirección que antes Céspedes. Atrás quedan unos parroquianos borrachos, escandalizando hasta donde lo permite la dueña.
Y transcurre el tiempo prudencial que necesita el aprendizaje del disfrute carnal. Por la escalera que usaron para subir, bajan Céspedes correctamente vestido y Calixto desgreñado, arreglándose la ropa. El joven mira al otro con cara abochornada. Céspedes, divertido y entendiéndolo.
    Un día vencerás las dudas y contradicciones que un lugar como este provoca en la conciencia.
Abajo crece el escándalo del borracho y sus acompañantes. Calixto va adonde lo espera su tío. Céspedes se les acerca a los que vociferan. Los amigos del borracho viejo intentan hacerlo entrar en razones para que no vocifere.
   Bolívar tenía más cojones que corazón. Pelée bajo sus órdenes y con estas mismas manos que ahora sostienen el aguardiente, descabecé a un centenar de imperiales en el sitio de Ayacucho. ¡Maldita sea España! (A CESPEDES QUE YA ESTA A SU LADO) Usté, Licenciado, ¿sabe de quién hablo?
   De un hombre que era lo suficientemente cuerdo como para no meter la cabeza en la boca del león. Hablando como habla se pone en peligro y también peligran sus cercanos. Hay muchas maneras de descabezar imperiales, amigo, dice Céspedes y se marcha.
También se marchan Santiago y el sobrino.
(Esta escena es muy semejante, tanto que casi se podría tomar por un plagio, a otra aparecida en la interesante biografía de Carlos Manuel escrita por Evelio Traba y recientemente publicada)

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