Por: César Hidalgo Torres
Los de la familia Landín llegaron en los años iniciales del
siglo XIX a Santiago de Cuba procedente de Santo Domingo, en la parte
dominicana de la isla La Española. Don Luis Landín y doña Gertrudis Moreno dejaron
su país de origen, probablemente, deseando establecerse y desarrollar su vida
en un medio más pacífico, diferente a la vida en su país-isla, asediado
constantemente por filibusteros y colonos franceses que en su lucha contra los
españoles habían incendiado la parte ibérica de la isla en tres oportunidades.
Acompañaban al matrimonio sus hijas, las dos señoritas y hermosas, que se
llamaban María Mercedes y María del Rosario Landín Moreno.
De
ellas nadie le habló a don Miguel José que regresaba entonces de donde fue por una de
las calles polvorienta de Holguín, y por eso no se enteró que las niñas estaban
en tiempo de merecer un hombre para casarse. Tampoco es que al holguinero le
interesara mucho hacer matrimonio, por lo menos no en ese día en que estaba enfrascado
en uno de sus negocios que tan mal iba a terminar para él, gastando más que
ganando.
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