Por: César Hidalgo Torres
Probablemente,
atenta como estaba a los negocios, doña Lucía Iñiguez no se enteró sino días
después, de la llegada a Holguín de unos venezolanos que huían de la guerra
bolivariana. Eran el viejo Calixto García de Luna-Izquierdo y sus tres hijos
varones; con uno de ellos casaron a niña, sin embargo, según parece, fue el
matrimonio un arreglo comercial entre las familias. Doña Lucía Iñiguez jamás
amó a su esposo.
Don
Calixto nació en los primeros días de Octubre de 1773 en Cabrejas del Pinar,
lugar ese de la provincia de Soria, en Castilla la Vieja, España.Todavía era
joven cuando se estableció en Maracaibo, Venezuela, para servir en el Ejército
de la corona española; el soldadoestuvo entre los que intentaron vencer en 1814
a las tropas independentistas que mandaba Simón Bolívar en Carabobo. En la batalla
don Calixto perdió una de sus manos, la derecha, por lo que tuvo que abandonar la
carrera militar y dedicarse a la venta de baratijas.
Casado
con la venezolana doña María de los Ángeles González Velázquez, don Calixto
tuvo siete hijos, que se llamaron Josefa María (1803), Manuela (1806), José Agustín (1808), Santiago (1809), Ramón (1812), Rosa (1815) y Calixto Anselmo
del que hasta el momento nada más se conoce su nombre y que según el
historiador holguinero José Agustín García Castañeda, murió siendo pequeño.
Finalizada
la guerra con la victoria de los independentistas, el manco baratillero decidió
marcharse con su ejército derrotado, pero él sabía que no merecía la pena irse
de vuelta a España donde le esperaba tanta miseria, por lo que decidió probar
fortuna en Cuba.
Por
más de un siglo ha sido infructuosa la búsqueda de información sobre la fecha
exacta de la llegada a Cuba de don Calixto, nada se ha podido averiguar. Y tampoco
se sabe por qué dejó a su esposa en Venezuela y trajo con él a tres de sus
varones: José Agustín, Santiago y Ramón García González. (Aunque está probado
que los avecindados en Holguín, Cuba, mantuvieron incesantes contactos con los
que quedaron en tierras bolivarianas).
Juan
Casasús, biógrafo del General Calixto García, aseguró que a su llegada a
Holguín los García González traían un capital ascendente a 24 mil pesos y con
ese dinero, igual que en Venezuela, pusieron una venta de baratillos y se
sumaron con naturalidad a la vida comercial de la ciudad. Al viejo los vecinos
lo llamaban el manco baratillero y le temían, porque alterábase y maldecía al que
se le parara delante… y, siempre, luego de la lluvia de maldiciones, escupía
todas las malas palabras conocidas y otras que todavía no se habían inventado.Y
como don Calixto, los hijos también se exaltaban con facilidad y tanto que uno
de ellos fue muerto de un machetazo en la cabeza que le propinó un hombre al
que él se le engalló, vociferándole.
El
general Calixto García Iñiguez, conociendo los caracteres de su familia paterna
y las diferencias de ellos con los parientes maternos, decía a menudo “soy
García y soy Iñiguez; García cuando me incomodo y se me sube lo de García; Iñiguez
cuando estoy normal”.
A
menudo se dice que quien más influyó a Calixto García Iñiguez fue su abuelo don
Calixto García de Luna-Izquierdo, pero leyendo detenidamente la biografía del
general puede asegurarse que más que el abuelo, al general lo influyó su tío
paterno, al que dejaron muertecito en Bayamo de un machetazo en la cabeza.
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