lunes, 3 de diciembre de 2018

Calixto García Iñiguez - Biografía / Sucesos nunca narrados que ocurrieron en Jiguaní antes de la priemra carga al machete



Por: César Hidalgo Torres
Mientras los hombres de Jiguaní andaba persiguiendo a la tropa salida de Manzanillo, en Jiguaní, Manuel Fernández Iñiguez tuvo noticias del avance de una segunda columna que desde Santiago de Cuba había salido hacia Bayamo mandada por el general Quirós. Sin armas de fuego y encargado como estaba de la Plaza, expidió urgentes comunicaciones a Bayamo, encareciendo la inmediata e indispensable presencia de Donato Mármol para que como “jefe que había revelado la comarca, acudiese a sostener los espíritus soliviantados por el cruce de aquella columna enemiga a través del Contramaestre”.
Máximo Gómez en su diario:
Octubre 28 [1896].
[Este día marchamos] para Jiguaní donde llegamos el mismo día y supimos que Quirós había pasado dela "Venta de Casanova" y se dirigía por Baire.
Juan Casasús, biógrafo de Calixto García narra lo que seguidamente copiamos:
Félix Figueredo
En Jiguaní estaba la tropa de más de doscientos jinetes mandada por Donato Mármol y en la que iban Máximo Gómez y Calixto García; allí, antes de partir a enfrentar el enemigo, se produce un penoso incidente. Félix Figueredo dirige severos cargos a Donato delante de Máximo Gómez. Manda el General Donato Mármol a su ayudante que desarme y prenda a Figueredo. El ayudante apunta con su revólver al pecho de Figueredo y le dice: “Dese usted preso, entregue sus armas”, a lo que Figueredo responde: “¿Así empezamos?”, luego entrega su revólver y queda en su asiento.
Mientras, Gómez ha llevado a Donato Mármol aparte y allá se les ve conversar. Cuando terminan viene Gómez adonde Figueredo y le dice: “El General no quiere que la orden dada contra usted tenga efectos, lo que él desea es que nos acompañe a batir a Quirós”. No se hace esperar la respuesta de Figueredo: “Puesto que me dan la libertad, los acompaño; con el tiempo pagaré la deuda, ahora lo que importa es la Revolución”. Parten en busca del enemigo. Por indicación del mismísimo Félix Figueredo, que conoce bien la zona, se ubican en el Yarey, finca de Juan Tamayo, y efectúan reconocimiento hasta Baire.

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