Por: César Hidalgo Torres
Era
entonces Jiguaní el primer pueblo libre de Cuba, y en el establecimiento que
allí poseía Manuel Fernández Iñiguez, primo de Calixto, se ven discutiendo y
elaborando sus planes a Donato Mármol, Perucho Figueredo, Francisco Maceo
Osorio y otros varios próceres; estos acuerdan que llamarían a los héroes que
siguen a Céspedes para formar una Junta General revolucionaria que asuma el
poder de la nación rebelde.
La
respuesta de Carlos Manuel de Céspedes a los de Jiguaní firmada con el auto
título de General en Jefe, en la que les participaba su plan de tomar Bayamo y
pidiéndole su colaboración.
Busto a la figura de Francisco Maceo Osorio, ubicado en el parque que lleva su mismo nombre, popularmente conocido como Parque de los Coches, en Bayamo. |
Maceo
Osorio, que era uno de los tres que integraban la Junta Revolucionaria que
organizó la revolución y enemigo acérrimo de Céspedes, estalló de ira:
—Pero
este individuo se atreve a firmar su correspondencia con el título que él mismo
se ha dado—, dijo y, airado hasta la falta de aire en sus pulmones, se marchó
de la reunión.
Perucho
Figueredo, el tercer triunviro terminó de leer la carta: “…hemos acordado
unánimemente nombrar un jefe único que dirija las operaciones con plenitud de
facultades, y bajo su responsabilidad, autorizado especialmente para nombrar un
segundo y los demás subalternos…” Sin una explosión de cólera como Maceo
Osorio, también Figueredo abandona la sala. Mientras, en ella, quedan los
jiguaniceros cabildeando.
Al
cabo de un tiempo prudencial, sale del local de reunión Donato Mármol, que
viene y se detiene al lado de Perucho:
—El
acuerdo fue secundar a los de Manzanillo. Tomar Bayamo es buen plan—, informa.
Maceo
Osorio, que más alejado, parecía que no participaba en la conversación, es
quien responde, agriado:
—Lo
que quiere decir que aceptan ustedes al autotitulado General en Jefe… pues apréstense a recibir
órdenes de los extranjeros que están haciendo la guerra en Cuba.
Verdad
es que los patriotas orientales de Cuba que prepararon la guerra, carecían
hasta de los más elementales conocimientos militares; y verdad es que en las
cercanías de Bayamo y Manzanillo vivían militares dominicanos que habían
pertenecido al Ejército español y que luego habían roto sus lazos con los
hispanos, por lo que eran ellos los que mejores condiciones tenían para ser los
maestros de los patriotas cubanos, sin embargo, muchos organizadores de la
conspiración no los veían con buenos ojos, y a ellos es a quienes se refería
Maceo Osorio cuando dijo que deberían los de Jiguaní aprestarse a ser mandados
por extranjeros.
Máximo Gómez |
Por
cierto, uno de esos extranjeros fue enviado por Céspedes a Jiguaní para que
ayudara en la preparación de la milicia local con la que contaba para tomar
Bayamo, y por las diferencias que con ellos tenían los cubanos, fue mal
recibido por la mayoría menos por Calixto García quien, de ver a aquel hombre
le nació una especie de amor a primera vista y a él se apegó sólidamente
convirtiéndose en su primer alumno; y la relación no pudo ser mejor para la
revolución porque ese extranjero es, sin discusión, el más grande militar de la
historia de Cuba.
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