Por: César Hidalgo Torres
Recibió
Donato Mármol en Jiguaní un comunicado de Céspedes invitándolo a seguirlo y este manda a García
a que reuniera a los hombres. Fueron un centenar de campesinos montando su cabalgadura a la guajira, armados
con machetes Collins y no más que veinticinco o treinta carabinas y escopetas
los que se concentraron en la finca Santa Teresa, cercana a Santa Rita, cuando
iba a amanecer al 13 de octubre. Abrevaron sus caballos en el Cautillo, que
cruzaba la finca, y se ponen en marcha antes de la salida del sol.
Al
apuntar el sol atravesaron los potreros de Meléndez y el tomaron el callejón de
Ricardo, saliendo al camino real, y de allí cayeron sobre el caserío de Santa
Rita a los gritos de ¡Viva la Libertad! Nadie en ese lugar les presentó
resistencia por lo que sustituyeron a las autoridades y continuaron marcha
sobre Jiguaní.
Tampoco
en ese pueblo tuvieron resistencia. Los revolucionarios capturaron e hicieron
prisionero al Teniente Gobernador, don Federico Muguruza de Lersundi, quien era
primo del mismísimo Capitán General de la Isla, y con él apresaron a los que en
Jiguaní defendían y representaban el pendón español; posteriormente pusieron
los caudales de la Hacienda y el Municipio en poder de Rafael Milanés y
Céspedes y continuaron su marcha victoriosa sobre Baire, poblado que está a
tres leguas de distancia. En este lugar asaltan la Capitanía Pedánea y prenden
al Juez de Paz, y después contramarchan sobre Jiguaní acompañados de otros
muchos hombres, llegando a la cifra de trescientos.
Únicamente
bastaron nueve horas a los patriotas de Jiguaní para tomar ese pueblo, el
primero de Cuba que fue ocupado por el Ejército Libertador, a Calixto García lo
nombraron Gobernador Militar del pueblo, el primero cubano que tuvo Jiguaní. Y
dos días después la noticia les llegó a Céspedes y sus acompañantes que estaban
en Barrancas, próximo a Bayamo. Los patriotas celebraron con fogatas y repiques
de campanas.
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