En:
Periódico “El Boletín de la Guerra”, Núm. 7, año 2, Camagüey, Enero 1ro de
1874, Año 2. Copia facilitada por la
Dra. Diana Abad Muñoz
Ataque
de Manzanillo – Acción reñida
El
Mayor General Calixto García Iñiguez en comunicación oficial al secretario de
Guerra dice:
Ya
reunidas las fuerzas en número de 1.400 hombres de infantería, y con objeto de
atacar la ciudad de Manzanillo[1],
marchó el 9 y acampó en el Purial. En este lugar procedió a formar de toda la
fuerza seis columnas: la primera al mando del Coronel Leonardo Mármol, llevando
de segunda al de igual clase Ricardo Céspedes, organizada con fuerzas de Banes,
Demajagua, Tempu y Hatuey, al mando del Teniente Coronel Ladislao Garcés, Comandantes
Horruitinier y Sacramento León, componiendo un total de 250 hombres, con orden
de atacar por la entrada de Bayamo y ocupar la calle del comercio, tan pronto
oyera los fuegos de las otras columnas, la segunda mandada por el Brigradier
Maceo y como segundo el Coronel Belisario Peralta con 240 hombres de los
Baires, Banes, Holguín, Igualdad, Tempu, Cuba, al mando del Coronel Arcadio
Leyte Vidal, Teniente Coronel Narciso Silva, Comandante Blas Almirall, Teniente
Coronel Flor Crombet y Comandante Juan P. Sánchez, con orden de ocupar la
calles Real y del Ángel y tratar de apoderarse del cuartel de infantería y del
de Bomberos.
La
tercera al del Brigadier Juan Ruz y de segundo al de igual graduación González
Flores, con 200 hombres de los Banes, Bayamo y Presidente, mandados por los Tenientes
Coroneles Enrique Céspedes y Mariano Domínguez, con orden de ocupar las calles
de la Iglesia y Valcourt y atacar el Cuartel de infantería. La cuarta al del Mayor general Manuel Calvar
y de segundo al Coronel Francisco Borrero con 300 hombres de los Banes Mayarí,
Independencia, Libertad, Yara y Baire mandados por el Comandante. Antonio
Soria. Tte. Corl. Pablo Amábile. Tte.
Corl. Wenceslao Saladrigas, Corl. Emilio Noguera y Coronel Juan R. Benítez, con
orden de ocupar la calle de la Marina.
La quinta de 200 hombres, al mando del Corl. Guillermo Moncada y de 2 al
coronel Urquiola, compuesta de fuerzas de lo Banes. Libertad, Báguano y Estacada. Mandados por los comtes. Salvador Rosada,
Fonseca y Ortiz con orden de ocupar la plaza del mercado. Con
esta columna marchaba Ctel. Gral, E.M. y Escolta. La sexta de 100 hombres de infantería con
fuerzas de lo Banes, Cuba e Igualdad, mandados por el Comte José Prado y Capitán
Francisco Leyte y Vidal y 40 caballos al mando del Comandante Medina, componía
la reserva mandada por el General Silverio Prado y Teniente Coronel Mariano
Torres, con orden de situarse a un cuarto de legua de la ciudad, ocupando el
camino del Congo.
Alas
11 de la mañana del 10 de Noviembre empezada la marcha en el orden expresado y
como a la una de la tarde tuvo aviso que fuerza enemiga ocupada la sabana de
Garata. Pase a vanguardia con varios jefes y oficiales a caballos llegando a
tiempo que el enemigo atacado por el Coronel Leonardo Mármol, emprendía la fuga
en completa dispersión. Cayeron en
nuestro poder 25 prisioneros dejando 5 muertos en el campo y 30 armamentos,
parque, caballos. etc. A pesar de que
comprendí que el enemigo recibiría aviso de la aproximación de mis fuerzas no
consideré conveniente desistir del ataque por lo que ordené forzar la marcha y
a las 12 de la noche estaba al frente de la ciudad.
El
ataque de cornetas, el repique de campanas, los disparos que de vez en cuando
se oían y la iluminación de la ciudad me dieron a conocer que los españoles
estaban perfectamente preparados para la defensa.
En
aquellos momentos fuerzas de caballería atacaron la columna del Coronel Mármol,
pero este valiente jefe los rechazó permaneciendo frente al pueblo, esperando
el fuego de las otras columnas según se le había ordenado.
La
ciudad de Manzanillo esta defendida por los castillos de Grucha y Zaragoza y
por 9 torreones que cierran su entrada; tenía también en la bahía el vapor de Guerra
Venadito y dos cañones. Su guarnición era de 500 soldados, tropa de línea, una
compañía de bomberos y una de 800 voluntarios de infantería y caballería.
Inmediatamente
avanzaron las columnas con la mayor intrepidez. Las de vanguardia al mando de
los Brigadieres Maceo y Ruz enseñaron combates con fuerzas españolas que
ocupaban los torreones y las primeras casas de la ciudad. La defensa fue obstinada, pero a la media
hora de combate el mortífero fuego de los nuestro obligaba a retroceder al
enemigo, que abandonó los terrenos y ocupo la plaza de Armas. Al mismo tiempo avanzó el Coronel Mármol
haciendo su entrada a la ciudad, pero siendo atacada su retaguardia por el
enemigo, volvió sobre él, lo rechazó y ocupó la calle del Comercio. El Mayor Manuel Calvar y el Coronel Moncada
avanzaron y ocuparon sus puestos, teniendo el primero que batirse con el
castillo de Zaragoza y fuerzas de la marina que desembarcaba el enemigo. Yo ocupé la Plaza de Mercado con mi Estado Mayor
y los Mayores Generales Modesto Díaz y José Miguel Barreto que me acompañaban
en la operación.
Hizose
entonces general la pelea, sucediéndose el fuego de fusil y cañón hasta las
tres de la mañana, en que se empezaron a incendiar los edificios de las calles
Real, Ángel, Iglesias Valcourt, Almendro y Comercio. En esos momentos rompieron los fuegos sobre
la ciudad los buques de guerra enemigos, que solo causaron daños a algunos
edificios. Continúe el combate hasta las 4 y media de la mañana en que dispuse
la retirada que se verifico en el mejor orden, después de dejar destruida por
el incendio más de la mitad de la ciudad, habiendo destruido más de 30 establecimientos
de peninsulares. Se tomaron 25 armamentos 8.000 cápsulas, un considerable botín
de oro, billetes, ropas, comestibles, caballos, etc. Se causó al enemigo por más de un millón de
pesos de perdida. Se le hicieron como
100 prisioneros en su mayor parte cubanos, estos los puse en libertad. Las pérdidas
del enemigo puedo asegurarle a Ud., ciudadano Secretario, no bajan de 200,
teniendo en cuenta que por dos veces fue derrotado por el Brigadier Maceo en
las salidas que intento hacer del Cuartel de Infantería, en que estaba
perfectamente atrincherado y que por varias veces más sufrió la misma suerte en
las que intentó sobre las otros columnas de ataque. Por nuestra tuvimos muertos los Comandantes
Blas Almirall y Juan de la Cruz, 14 más entre clases y soldados. Heridos el Coronel Evelio Noguera. Teniente
Coronel Narciso Silva, Capitanes Juan Bravo, Bernardo Milanés, Andrés
Brizuelas, Francisco de P. Marrón, José Marín Domínguez. Tenientes Elías Pérez, Valentín Consuegra,
Agustín Milain, Juan Palominos, Carlos Gavero Estrada, Subtenientes Diego
Feurol, Juan Rojas, José Reyes, 56 clases y soldados y 4 contusos.
No
concluiré sin manifestar a U., Ciudadano Secretario que Jefes, Oficiales y
soldados han realizado en valor y actividad en memorable lucha del 10 al 11 de
Noviembre haciéndose acreedores de la gratitud de la Patria.
El
Mayor General Modesto Díaz, con sus ayudantes y escolta, me acompañó en toda la
excursión ayudándome con su práctica y conocimientos, y contribuyendo al feliz
éxito de la operación.
Tampoco
pasaré en silencio el digno comportamiento del Jefe de Sanidad del primer Cuerpo
Dr. Federico Incháustegui y de los médicos de 1ra. y 2da. Clase Benjamín Bozas,
Celedonio Rodríguez y José Blanca Rosa, que cumplieron con su deber atendiendo
con solicitud y esmero a los heridos en lomas, (...) del combate.
[1] Una valoración del combate puede
hallarse en Fernando Figueredo La Revolución de Yara, en la segunda
conferencia, pp. 29-30
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