El texto se encuentra en el fondo
Cué, Universidad de Oriente y fue publicado originalmente en “Boletín
Histórico”, Órgano de la Comisión Regional de Historia de Holguín,
Enero-Febrero de 1971.págs. 29-31.
Se desconoce la fecha exacta de la
redacción del documento, calificado por el célebre historiador Dr. Cué como
“Diario”, sin embargo, de acuerdo al modo que trata a Perucho Figueredo, es
posible que se escribiera después de agosto de 1870.
Por: Calixto García Iñiguez
El 10 de octubre de 1868 al retirarme a mi casa, a las diez de la noche en Holguín encontré al Ldo. Joaquín Castellanos que me participó que Carlos Manuel de Céspedes se había sublevado en Manzanillo habiendo sido secundado al movimiento en Jiguaní por Mármol y en Tunas por Vicente García.Yo puse en duda la noticia a lo menos respecto a Jiguaní en cuyo pueblo yo tenía preparada mucha gente para el levantamiento que debía esperar mi aviso para verificarlo; pero a pesar de eso me dirigí al teatro donde pensé encontrarme al Ldo. [Licenciado/abogado] Belisario Álvarez[1] Jefe de la conspiración en Holguín y para quien había traído comunicaciones verbales de Bayamo[2].Efectivamente encontré a Álvarez y llevándolo a la Plaza de San José le comunique la noticia que acababa de recibir preguntándole qué pensaba hacer en el caso de ser cierto el acontecimiento; pero a mis repetidaspreguntas [Belisario Álvarez] dio por última respuesta que si se habían lanzado nuestros hermanos Holguín con él al frente los ayudaría aunque para ello tuvieran que pelear con bastones y piedras.Cuan pronto varió de tan noble opinión cambiando su puesto de libertador por el de uno de los siervos más abyectos del tirano. Tal bochorno leguemos a nuestros hijos para el traidor Belisario Álvarez[3].En la misma noche marché para Jiguaní a donde llegué el 11 y si bien tuve la confirmación de haberse dado el grito de Independencia en Yara por Carlos Manuel también vi que Jiguaní no lo había secundado aún.Aprovecharé estos momentos para hacer una ligera reseña de los acontecimientos que antecedieron a la Revolución del 68. Cansados los ánimos de sufrir la ominosa dominación española, cada día más y más irritante con su manera de gobernar en la cual el robo era la principal palabra, la degradación de empleados que no miraban a Cuba más que como una mina que debía ser explotada, los destinos de más importancia vendidos al mejor postor por los degradados ministros de la corona de España y como consecuencia de este sistema la poca estabilidad en los puestos públicos, la agricultura, gravada con impuestos que la hacían improductiva para los que tenían la desgracia de dedicarse a ella y la ruina de los cubanos en quiénes el gobierno español los veía o simplemente sospechaba pudieran abrigar en su corazón deseos de sacudir al yugo que agobiaba a nuestra patria obligaron a los buenos cubanos a pensar en que era llegada la hora de hacer algo; pero algo que pudiera dar la libertad a Cuba por la que suspirábamos todos.No era en verdad tarea muy fácil conspirar bajo la suspicaz vigilancia de un gobierno que como el español imponía castigos severísimos a la más ligera sospecha; pero eso no detuvo al buen patriota Francisco Maceo [Osorio]que en unión de los ciudadanos Manuel Fernández y Leopoldo Arteaga fundaron en Bayamo una logia que con el nombre de masonería encubría la conspiración que se trazaba[4].El 26 de julio de 1866 tuvo efecto la primera reunión tenida y de esa fecha[5] debe empezar a contarse la historia de la Revolución de Cuba.Narrar los trabajos y la astucia que se desplegaron para no dejar traslucir la verdadera idea que animaban a estos patriotas sería tarea muy ardua y que dejo a cargo de plumas más diestras, baste decir que desde aquel momento empezó a aumentar el número de obreros creándose iguales sociedades en Holguín, Manzanillo, Camagüey, Las Tunas y Cuba. A pesar de eso no se trabajó en la obra con el empeño que merecía quizás a la poca pericia de los que dirigían la conspiración, lo que dio por resultado la falta de recursos de guerra en que nos encontramos los cubanos el día del alzamiento. Sin embargo en obsequio de la verdad debo consignar aquí el nombre del benemérito Pedro Figueredo que fue uno de los que con más ardor se dirigió a la Habana donde hizo un llamamiento a aquellos con quienes creía poder contar; pero desgraciadamente con muy poco o ningún resultado[6]. No por eso se desanimaron los bayameses y convencidos que nada tenían que esperar de la parte Occidental de la Isla determinaron llevar a cabo el pensamiento aunque perecieron en la empresa.Para dar a esta la fuerza que debía tener echaron mano de la clase llamada parda a la que hicieron comprender que una era la patria y que la diferencia de color no los excluía de llevar su grano de arena al gran edificio que tratábamos de levantar. Grande y noble idea por cierto y a la cual se debió que la revolución del 68 no hubiera corrido la misma suerte que la del 44, 51 y 54[7].A principio de octubre del 68 pasaba el ciudadano Donato Mármol y Santiesteban a las Tunas para ponerse de acuerdo con aquellos patriotas sobre el día que debía verificarse el pronunciamiento y acordaron hacerlo el 14 del mismo mes[8], aunque no estaban de acuerdo los de Holguín, Camagüey y muchos del mismo Bayamo. Imposible era demorar el golpe por más tiempo y contribuyó a acelerarlo la Revolución de septiembre en España[9] que echó por tierra el trono y la impúdica mesarían que la ocupaba. Aunque quiso demorarse el movimiento y fue desaprobada la obligación contraída por Mármol en la Junta que celebraron los bayameses en el punto llamado Buenavista[10]; pero Carlos Manuel de Céspedes cortando todas las dificultades se alzó el 10 de octubre de 1868 en La Demajagua.Descritos ligeramente los sucesos anteriores al levantamiento volveré a tomar el hilo de mi narración.En la mañana del 12 de octubre recibí una esquela de Donato Mármol en la que me citaba para que me reuniera con él en el camino de Bayamo con la gente que pudiera reunir en la mañana del día siguiente, hícelo así logrando apoderarnos aquel día de los pueblos de Jiguaní y Baire, sin encontrar resistencia, prendiendo a las autoridades que los españoles tenían de esos pueblos.
[1]
Para facilitar la preparación de las acciones, la conspiración en Holguín, que
tenía su centro fundamental en Bayamo, se estructuró bajo la forma de una logia
masónica nombrada “Hijos de la Viuda”. Era Belisario Álvarez y Céspedes el jefe
de los revolucionarios y entre los más connotados estaban Manuel Álvarez, José
R. Manduley, Jesús Rodríguez y Joaquín
Castellanos.
[2]
Por las relaciones familiares que en Holguín tenía Calixto García este actuó
como enlace entre el Comité Revolucionario presidido por Francisco Vicente Aguilera
y los complotados locales. Así en agosto
de 1868, después de la reunión de San Miguel del Rompe, Calixto fue comisionado
a informar a los holguineros de la casi insurrección de Luis Figueredo y sus
hombres en “La Rioja”, después de ahorcar a un español cobrador de impuesto. Las
“comunicaciones verbales” de las que en esa ocasión habla Calixto pudieron ser
el acuerdo del Comité, luego de la reunión de “Muñoz”, de adelantar la fecha
del levantamiento para finales del año 1868 (aunque igual pudo ser algún otro
asunto).
[3]
La noticia del levantamiento fue un duro e inesperado golpe para el vacilante
y reformista Belisario Álvarez y
Céspedes. En las reuniones previas al
levantamiento el líder de los holguineros defendió la posición de que la
revolución no debía comenzar de inmediato sino que mejor era esperar el fin de
la próxima zafra, como querían los sectores más moderados de los terratenientes
y azucareros criollos. Y cuando el apresurado estallido encabezado por Carlos
Manuel de Céspedes, Belisario traicionó y se pasó al bando integrista. Meses
después, ya en las filas de la contrarrevolución, Belisario le dijo a un amigo
que “sin previo aviso supimos en Holguín el movimiento de Yara llenándonos de
confusión”.
[4]
Esa logia masónica nombrada Estrella Tropical número 19 surgió dentro de la
organización Gran Oriente de Cuba y las Antillas (GOCA). El GOCA tenía como líder y fundador al Dr.
Vicente Antonio de Castro que con una proyección política diferente a la
masonería tradicional actuó como una incubadora de las ideas
insurrecciónales. La logia bayamesa creó
ramificaciones en Holguín, Jiguaní y Manzanillo. (Véase de Eduardo Torres Cuevas. “Vicente Antonio de Castro, el Gran Oriente
de Cuba y las Antillas y la ruptura de 1868” en: Revista Santiago No. 32/
1978).
[5]El
criterio de Calixto de que la Logia Estrella Tropical número 19 inició sus
actividades en 26 de julio de 1866, difiere del consenso establecido hasta
ahora por los historiadores. El Dr. Eduardo
Torres Cuevas da la fecha de 1867, mientras que la Dra. Hortensia Pichardo la
ubica en agosto de 1867. (Véase de
Torres- Cuevas el artículo referenciado
en la nota anterior y de la Dra. Pichardo: “1868: la guerra
impostergable, reuniones preliminares”.
En: Revista Bohemia números 42 y 43 de octubre de 1978).
[6]A
Perucho Figueredo lo envían a La Habana a comunicarse con la Junta de aquella
ciudad porque antes había vivido y estudiado en la Capital de la Isla y actuado
como periodista. Desde los primeros momentos la Junta habanera se mostró
esquiva, pidiendo tiempo pararesolver. Por fin, tras insistencia del misionero
bayamés, los de La Habana simularon aprobar el proyecto y concedieron un
crédito de varios millones de pesos para provocar y sostener los primeros actos
de guerra. Cuando Figueredocreía haber obtenido un triunfo, fue súbitamente
citadode nuevo por la Junta de la que escuchó la peregrinaindicación de que
antes de reconocerle el crédito convenido en principio, era perentorio que
buscara la aprobación de la Junta de Villaclara. Comoque los cabildeos habían
durado largo tiempo,Figueredo fue llamado con urgencia desde Bayamo; ya el
revolucionario se proponía regresar cuando otra vez lo citó la Juntapara una
conferencia.Se trataba ahora de que de los Estados Unidoshabía llegado un enviado
secreto del popular generalUlises Grant, que les anticipaba que por estar
asegurada su elección en las próximas justas electorales,ofrecía liquidar la
dominación española en Cuba a condición de que por el momento la Isla se
mantuvieratranquila; actitud de paz más que útil, necesaria, para
la febril situación de su
país, y para tener el nuevoPresidente las manos libres y el campo vecino
abiertoa sus aspiraciones. Seducida, la Junta habanera habíaacordado, en apoyo
del vago ofrecimiento de Grant,
anular lo pactado y
apartarse del movimiento de Oriente. Por tales razones, según afirma el mismo Aguilera, La Habana
quedó desligada del movimiento enmarcha, aunque la realidad bien pronto los
revolucionarios habaneros despejarían lafalaz oferta, y muchos de ellos
tuvieron que correr al destierro.
[7]Se
refiere a la conspiración de La Escalera (1844), el levantamiento de Joaquín de
Agüero y la muerte de Narciso López
(1851) y la desarticulación de la conspiración de Ramón Pintó (1854),
destacando fue la falta de unidad política entre negros y blancos la que
condujo al final catastrófico de esas acciones.
Nótese a la vez que Calixto asume el problema del negro desde una óptica
de criollo blanco, paternalista. Como un elemento diferenciador de esa visión estúdiese
el último diario de Carlos Manuel de Céspedes, publicado por Eusebio Leal bajo
el título de “El Diario Perdido”: allí el iniciador de la revolución cubana
anotó interesantes aspectos de las relaciones entre blancos y negros en la
manigua al tiempo que el crisol de la lucha los fundía en lo cubano. (Para un análisis global del problema véase:
Jorge Ibarra. “Ideología mambisa”, pp.
45-51).
[8]
El 4 de octubre de 1868, en el Mijial, un grupo de patriotas en reunión no
oficial, entre ellos Vicente García, Jaime Santiesteban y Donato Mármol,
deciden proponer como fecha del alzamiento el 14 de octubre y no en diciembre
como se había acordado en reunión celebrada el día anterior en el Ranchón de
los Caletones de Titá Calvar.
[9]
Revolución española de septiembre de 1868, liderada por el Partido Progresista
encabezado por el General Juan Prim contra la tiranía y la inmoralidad de la
camarilla de Isabel II de Borbón. Esa
dicha respondió a los intereses de la gran burguesía y los terratenientes de
airear el ambiente político español pero sin socavar las bases políticas y
económicas del régimen derribado.
[10]
No se cuenta con una información que permita verificar este planteamiento de
Calixto. La idea expuesta es la
realización de una Junta entre los cespedistas y los que no aceptaban el inicio
inmediato de la guerra, antes de la Junta de El Rosario.
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