A las doce de la noche salí del río
Cupeyal. Afortunadamente la luna estaba
muy clara y el camino era todo de
extensas sabanas, salpicadas de elevadas alturas. La marcha fue cómoda. Con objeto de no ser
descubierto por las vigías enemigas, tenía
que hacer las marchas de noche para poder introducirme en la zona de
cultivo de la parte Oriental de Holguín[1]
y proveerme de reses para aprovisionar mi columna y de caballos para montar el
escuadrón de Holguín que había quedado desmontado en la desgraciada acción de Santa Rita[2].
Con estas precauciones pude llegar a
un cuarto de legua de Corralito[3]
sin ser sentido. Hice alto y esperé el día[4].
A las 7 penetré en el caserío, evitando las trincheras, que ningún interés me obligaba a atacar[5].
Acampé a primas de tiro de fusil de ellas y desplegué fuerzas por distintos
rumbos, que incendiaran el caserío y tomaran reses, cerdos y caballos. Una de
las fuerzas qué destaqué se encontró con otra española que salía a reconocerla. Rompióse el fuego,
pero al cargar el enemigo se puso en fuga haciéndoles los nuestros ocho prisioneros españoles que fueron
fusilados[6].
Francisco Borrero |
El Coronel Borrero[7],
jefe que mandaba su fuerza, llevado del ardor de la pelea, avanzó hasta el fuerte a pesar de tener
órdenes en contrario, esto nos hizo tener
cuatro bajas. Un consejo de guerra se encarga de juzgar este hecho. Es
verdaderamente una desgracia que la mayor parte de nuestros jefes carezcan de
la suficiente sangre fría para ocupar el
puesto de tales. Llevados de su excesivo valor
se lanzan a cualquiera empresa sin contar el enemigo, ni pensar en las
dificultades que tienen que superar para vencerlos, les parece que todo debe
ceder a sus esfuerzos y estas locuras
nos han costado bastantes caras[8].
Se hicieron varios prisioneros. Entre
estos se contaba un muchacho de 12 años, hijo
del subprefecto[9]
Mayo, este sirviendo a la causa cubana dentro de las filas españolas, fue
cogido y fusilado por los godos y su familia conducida a un campamento. Las súplicas
de dos niñas de 8 años, hermanas del muchacho, me obligaron a ponerlo en libertad, pues, ¿quien se puede resistir al
llanto de la inocencia? Los demás prisioneros y varias familias que solicitaron
nuestro amparo marcharon con nosotros[10].
También se me presentaron seis voluntarios armados[11].
A las tres de la tarde emprendí mí
retirada conduciendo un convoy considerable de bueyes, vacas, viandas, caballos
etcétera. En mi marcha tuve dos veces fuego con pequeñas partidas enemigas que
venían a hostilizarme en mi tránsito. Llegué a la cinco de la tarde a Melones[12]
en cuyo abandonado caserío acampé.
[1] Para poder entender el término:
“zona de cultivo de la parte Oriental de Holguín” es necesario hacer una breve
reflexión. Alrededor del puerto de Gibara se había conformado una zona de
influencia o Hinterland de ese puerto en la primera mitad del siglo XIX donde
se establecieron una gran cantidad de campesinos canarios y cubanos. Con el
inicio de la guerra una gran cantidad de vecinos de la jurisdicción y de otros
lugares se establecieron allí buscando la protección hispana. Como parte de esa
zona protegida o de cultivo estaba la capitanía pedánea de Fray Benito. El
extremo oriental de esta zona compuesta por los poblados de Corralito, Junucún,
El Rabón y otros, pertenecientes a la capitanía de Fray Benito, es el
territorio al que Calixto le da esa definición. En la actualidad, según la
división política administrativa de 1976, estos forman parte del municipio
holguinero de Rafael Freyre.
[2] Calixto atacó el poblado de Santa
Rita en la jurisdicción de Jiguaní el 20 de diciembre de 1873 y sufrió una
fuerte derrota
[3] Corralito, poblado situado en el
territorio del actual municipio Rafael Freyre en la provincia Holguín.
En la época formaba parte de la zona de cultivo de Holguín como explicamos en
la nota No. 1. La importancia de este caserío se incrementó durante la guerra
de 1868 al ser obligados muchos vecinos a establecerse allí.
[4] Lo más común en los ataques a los
poblados era realizarlo de noche para sorprender la guarnición.
En este caso Calixto espera el amanecer para actuar. Quizás en ello influyó la
gran concentración de fuerzas que tenía a su mando, lo que hacía a los cubanos
superiores en cantidad al enemigo.
[5] Estos tipos de asaltos a los
poblados españoles tenían el objetivo de avituallarse, por lo que no se
insistía mucho en atacar las fortificaciones enemigas. Por lo demás no se
contaba ni con artillería ni parque para realizar un sitio. Además los
españoles de las poblaciones cercanas acudían de inmediato a ayudar a la guarnición
atacada.
[6] La República de Cuba en
respuesta a la política sanguinaria hispana había decretado la guerra a muerte
por la que toda persona tomada prisionera combatiendo a la revolución debía de
ser ejecutada. Esta política varía en el transcurso de la guerra.
[7] Francisco Borrero Lavadi. Nació el
30 de enero de 1846 en Palma Soriano y murió el 17 de junio de 1895 en el
ataque a Altagracia en Camagüey. Alcanzo el grado de Mayor General del Ejercito
Libertador.
[8] Existía una preocupación constante
entre la mayoría de los líderes políticos y militares cubanos de proteger la
vida de sus hombres. Esto era productos de varios factores: desde la relación
que existían entre muchos de los jefes y
sus soldados, por lo difícil que era el sustituir a un mambí y lo reducido de
las fuerzas libertadoras. Al analizar el resultado de un combate debemos de
tener en cuenta esta realidad respecto al número de bajas cubanas. Una victoria
o una derrota cubana había que verlas más que por las bajas causadas al enemigo
por las propias. Los españoles podían
sustituir raídamente sus perdidas
mientras los mambises no.
[9] Subprefecto. Un cargo en la
estructura civil de la
República de Cuba en armas
[10] Pese al criterio muy extendido en
la historiografía de la guerra, que los mambises trataban de desembarazarse de
las familias llegando incluso a
convencerla para que se presentaran, la realidad que nos dicen los
documentos es muy diferente pues estas eran acogidas y protegidas cuando
abandonaban los poblados enemigos. Incluso se dieron casos de familias que
fueron obligadas marchar con los mambises.
[11] Estos voluntarios que residían en
los pequeños poblados españoles generalmente eran cubanos a los que obligaban a
incorporarse a ese cuerpo auxiliar del ejército hispano. Estos pensaban y
actuaban de una forma muy diferente de
los del occidente, que eran de origen peninsular la mayoría y
beneficiados por el colonialismo. Cuando
se produjo el auge de la revolución desde 1873, en ocasiones los
voluntarios criollos colaboraban con los mambises y se les unían.
[12] Melones. En la actualidad pertenece
al municipio Rafael Freyre de la provincia de Holguín. Está situado junto a la
carretera que une la ciudad de Holguín con el balneario de Guardalavaca. En el
lugar se encuentra un pequeño poblado situado a un kilómetro de esa carretera.
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