Hoy a las ocho de la mañana tuve aviso
por varios disparos que oí que el enemigo estaba en la Yaya. Marché sobre el
con la caballería y encontrándolo en aquel lugar, y que se dirigía a mi
cuartel, se le dio una carga en la cual se le hicieron varios muertos tomando
los caballos, armas, etc. Este ataque lo aterrorizó y retrocedió entonces,
tomando posiciones en las trincheras abandonadas de la Yaya. Yo no tenía conmigo
más que 60 infantes y 30 caballos y el enemigo una fuerza de 1000 hombres de
las dos armas; pero las posiciones se
prestaban, de tal manera, que sólo con 12 tiradores les impedí pudieran coger
agua, lo que los obligó a retirarse. Yo les había apostado fuerzas a
vanguardia, con la que tuvieron un recio encuentro en medio del cual les atacó
su retaguardia mi caballería. Esto los aterrorizó y hubieran sido destruidos de
haber tenido yo cien hombres más, pero gracias a esto y al práctico que traían,
lograron escapar por una vereda, no sin dejar en todo el camino señales evidentes del mucho daño que habían recibido.
Poco después supe por el corresponsal[1]
de Jiguaní que habían sufrido 130 bajas. Yo tuve pocas, pero muy sensibles,
entre ellas la del Teniente Ayudante Francisco Agüero Mármol que fue herido y acaso pueda salvarse.
[1] Corresponsal era como los mambises
llamaban a sus agentes secretos que actuaba en un
territorio enemigo.
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