jueves, 22 de noviembre de 2018

Calixto García Iñiguez - Diario / 17 de Abril de 1874



Hoy a las ocho de la mañana tuve aviso por varios disparos que oí que el enemigo estaba en la Yaya. Marché sobre el con la caballería y encontrándolo en aquel lugar, y que se dirigía a mi cuartel, se le dio una carga en la cual se le hicieron varios muertos tomando los caballos, armas, etc. Este ataque lo aterrorizó y retrocedió entonces, tomando posiciones en las trincheras abandonadas de la Yaya. Yo no tenía conmigo más que 60 infantes y 30 caballos y el enemigo una fuerza de 1000 hombres de las dos  armas; pero las posiciones se prestaban, de tal manera, que sólo con 12 tiradores les impedí pudieran coger agua, lo que los obligó a retirarse. Yo les había apostado fuerzas a vanguardia, con la que tuvieron un recio encuentro en medio del cual les atacó su retaguardia mi caballería. Esto los aterrorizó y hubieran sido destruidos de haber tenido yo cien hombres más, pero gracias a esto y al práctico que traían, lograron escapar por una vereda, no sin dejar en todo el camino señales  evidentes del mucho daño que habían recibido. Poco después supe por el corresponsal[1] de Jiguaní que habían sufrido 130 bajas. Yo tuve pocas, pero muy sensibles, entre ellas la del Teniente Ayudante Francisco Agüero Mármol  que fue herido y acaso pueda salvarse.




[1] Corresponsal era como los mambises llamaban a sus agentes secretos que actuaba en un territorio enemigo.

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