martes, 27 de noviembre de 2018

Calixto García Iñiguez - Correspondencia / Comunicación de Calixto García, Presidente del Comité Revolucionario Cubano, al Brigadier Ramón Leocadio Bonachea, de 12 de noviembre de 1878.



En: “Documentos para servir a la historia de la Guerra Chiquita” (Archivo Leandro Rodríguez). Publicaciones del Archivo Nacional de Cuba, La Habana, 1949,  tomo I, pág. 68
Ramón Leocadio Bonachea

Comité Revolucionario Cubano
Ciudadano Brigadier.
Distinguido compatriota:
Cuando la patria impulsada por los traidores se precipita a un abismo de degradación y miseria, un jefe de dignidad y patriotismo la ha sujetado[1], dejando que en él se sepultaran los parricidas que quisieron consumar tan nefando crimen.
Este jefe, General, es Ud. a quien la patria hoy dirige una expresiva mirada de profunda gratitud, y a quien yo, con gran satisfacción congratulo por la heroica y noble acción que ha asumido.
He sido enterado por mis agentes en la Habana que hay quien pretende hacer desviar a Ud. de la gloriosa senda que con tanto heroísmo se ha propuesto seguir. Cumpliendo con un deber de patriota y de conciencia al mismo tiempo, permítame Ud. que le diga que habiéndose Ud.colocado en el puesto en que se ha colocado, debe de morir antes que rendirse al enemigo.
Dentro de muy poco tiempo, la guerra general en Cuba será un hecho, y casi tengo la seguridad que, en esa ocasión, nuestros recursos serán inmensos.
Conviene, mientras tanto, que Ud. se mantenga firme  sobre las armas. Que no comprometa acciones de ningún género, a no ser que se vea obligado a ellas por la persecución del enemigo. De ningún modo y bajo ninguna circunstancia, debe de tender a la destrucción de propiedades, a no ser que las necesidades de la guerra le obligasen a hacerlo, pues solo para el sostenimiento de su gente deberá tomar lo que fuera estrictamente necesario. Toda su atención debe concentrarse a aumentar y organizar sus fuerzas, para lo cual enviará a menudo oficiales de toda confianza e idoneidad a distintos puntos de donde crea pueda sacar gente armada que se incorporen a sus filas.
Por mi parte inmediatamente daré orden para que le protejan de la manera más eficaz posible.
Trate de ponerse en comunicación con este centro.
Con la mayor consideración y respeto.
P. y L
New York Noviembre 12  de 1878

PD:
Como sus comunicaciones con este Centro no pueden ser tan rápidas como sería de desear, y a fin de que los valientes patriotas que le acompañan no sufran retardo en recibir el premio a que sus servicios le hacen acreedores, queda Ud. facultado para conceder empleos a las fuerzas a sus órdenes y sobre el campo de batalla hasta la categoría de Tte. Coronel, dando cuenta a este Comité para recibir los correspondientes diplomas.
El Presidente del Comité Revolucionario Cubano, haciendo uso de las facultades que por dicho Comité está investido, en atención a los patrióticos antecedentes que distinguen a Ud., así como a los servicios que voluntaria y espontáneamente se compromete Ud. a prestar a la causa de la independencia de Cuba, tiene a bien otorgarle el grado de................................................ de las fuerzas que Ud. reúna; para lo cual se le expide la presente a fin de que se le guarden y hagan guardar las consideraciones y preeminencias que a su categoría pertenecen.
Dado en New York.
El Presidente.


 

[1] La capitulación del Zanjón, en febrero de 1878, sorprendió al teniente coronel Bonachea en Camagüey, donde operaba con poco menos de 100 hombres. Pronto el patriota se internó en Las Villas, una región que se consideraba pacificada, y su presencia, lógicamente, provocó la alarma entre los peninsulares y la esperanza entre los cubanos que no veían con buenos ojos el fin de la guerra. A fines de febrero el Comité Revolucionario de Nueva York tenía conocimiento de que en Las Villas un oficial de la caballería camagüeyana, mantenía viva la guerra y por eso Calixto le escribe y lo insta a continuar su actividad y lo ascendió al grado inmediato superior. Sin embargo intereses de cubanos en Cuba deseaban deshacerse del patriota para ser ellos los que mandaran la próxima contienda y por eso las comunicaciones de Calixto no le llegaron jamás a Bonachea sino hasta que aquel había depuesto las armas.

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