En:
Casasús, Juan. “Calixto García (El estratega)”. Pág. 95
(...)
Si
no puse obstáculos a la invasión de Las Villas[1]
fue porque la creí el golpe de gracia; pero, con gran sorpresa, veo que
teniendo allá lo más florido entre los soldados y oficiales[2],
las mejores armas y gran cantidad de parque, no se ha intentado siquiera llevar
a cabo la empresa después de tener todos los elementos reunidos y se dice que no
se realizará por falta de parque. Es imposible que se haya gastado todo el
parque de oriente.
Además
¿fue para pelear en Camagüey para lo que se me pidió el contingente de nombres,
armas y pertrechos? El Presidente me prometió, y Máximo Gómez convino, que si
no se llevaba a cabo la expedición de Las Villas se me devolverían las fuerzas,
si no se puede realizar el proyecto, vuelva la columna a Oriente a incorporarse
pues es necesaria su presencia aquí.
(...)
[1] Se refiere a la invasión a
Occidente. A inicios de abril de 1874, Máximo Gómez, con el inicio de las
lluvias y sobre todo por la falta de recursos, determinó comunicar al gobierno
que el plan invasor quedaba definido para un próximo momento más favorable
(Véase Fernando Figueredo, “La Revolución de Yara”, pág. 58). Al retomar Gómez el proyecto en los meses
siguientes tropezó con una serie de obstáculos (véase P. Foner. “Historia de Cuba
y sus relaciones con Estados Unidos”, tomo II, págs. 260-263) Para el complejo
enfrentamiento conceptual entre Calixto y Gómez sobre el contingente invasor
sugerimos tener en cuenta los criterios del testimoniante Ignacio Mora. (Ver “Ana Betancourt” págs. 206 y 211-213).
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