Por: César Hidalgo Torres
El casamiento de Lucía Iñiguez fue uno de los mejores negocios del padre, sin que le
importara al comerciante que la muchacha no tuviera ningún sentimiento por su
esposo. “Que ame a Dios, si es que quiere amar, parece que dijoel padre, que el
amor romántico solamente es asunto de poetas y otros artistas que se mueren de
hambre por tener ideas tan absurdas”.
Ella no aportó anda de su fortuna al matrimonio, lo
que sí dio el padre a la recién casada fue una casa en Holguín, Cuba, que
estaba en la esquina de las actuales calles Morales Lemus y Frexes. De esa, que
se derrumbó en 1950, hablaremos en algún momento de este escrito.
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