En:
Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos y Remisiones. Legajo 472 núm. 48
Yariguá,
marzo 3 de 1874.
C.
Ramón Pérez Trujillo.
Estimado
amigo:
Voy
a comunicarle una noticia cuya importancia exige reserva y obrar
conscientemente, para llegar en conocimiento de toda la gravedad que puede
tener. Aunque procedo oficialmente con
la mayor rapidez, conviene mover todos los resortes porque siempre hay
oportunidad por aquel medio de evitar responsabilidades.
Tratase
de una conspiración[1]
de que se me ha dado parte esta mañana con objeto de deponer el actual
Presidente de la república y volver a Céspedes, siendo yo destituido también
para nombrar General en Jefe al General V.[icente] García.
Con
este pretexto ha venido el Comandante Pedro Ignacio Castellanos, logrando
seducir algunos números que se llevó, pasando después al Escuadrón de
Caballería de Las Tunas, situada a tres leguas de mi cuartel, donde logró por
lo pronto seducirlos también, pero arrepentidos éstos tan pronto como
comprendieron que se trataba de promover un conflicto sangriento entre los
cubanos, se presentaron a Limbano Sánchez, dándole cuenta de lo que pasaba.
Casi
a la misma hora me daban parte dos artesanos del taller que se negaron a seguir
a Castellanos, de lo ocurrido con ellos a las 12 de la noche de ayer, y
presumiendo que podía dirigirse a hacer lo mismo con la caballería, le mandé
orden a Limbano de prenderlo, pero ya éste lo había hecho mandando al efectos
seis hombres de los que él había querido sublevar. Reuniéronse estos hombres
con él haciéndose suyos para lograr, sin presión y aprovechando un descuido,
[Sic.] le quitaron el rifle y le ordenaron se diera preso. Negose Castellanos y
trató de sacar el revólver, lo que visto por los aprehensores, le hicieron
fuego, dejándole muerto en el acto. Según declaraciones de dos que se llevaba
Castellanos y que se han presentado, se contaba con mucha gente del Camagüey y
Las Villas, y al efecto deben reunirse en Jacinto, pero no sé el día.
Tenga
mucho cuidado, pues aunque yo ni por un momento he creído que el General [Vicente]
García está metido en esto[2]
pueden estar otros de ahí que pueden causar mucho daño. No escribo a los demás
Diputados porque no tengo lugar, pero léales ésta y pudiendo asegurarles en mi nombre que pueden
contar, para hacer respetar y guardar la constitución con todas las fuerzas a
mis órdenes, pues nada me arredra. […]
sino se creen seguros ahí vengan para Oriente, que estoy dispuesto a ahogar si
fuese necesario en sangre cualquier motín militar que se intente.
C.
G. Iñiguez.
[1]En reunión del Presidente de la
República en armas con los Generales para tratar la invasión a Occidente, se
mantuvo Calixto en la zona de San Diego de Buenaventura, en el término
municipal de Holguín, hasta que a inicios de marzo marcho al territorio de Las Tunas donde se
detuvo para realizar una reorganización de la Brigada tunera ahora subordinada
a él como Jefe del oriente. Calixto puso la dicha agrupación junto a la de
Báguano y Jiguaní bajo las órdenes directas del General José Miguel Barreto.
(El líder histórico de los hombres de Las Tunas, Mayor General Vicente García
había pasado al Gobierno donde desempeñaba la Secretaría de la Guerra). En respuesta a la presencia de Calixto y a sus
acciones en la Brigada tunera, se insubordinó el coronel José Sacramento
León, alias “Payito”, junto a otros hombres, lo que provocó el
fusilamiento, por orden de Calixto, del Comandante Pedro Ignacio Castellanos de
dicha Brigada y uno de los líderes del acto. A juicio de Vicente García, el
descontento contra el General holguinero se debió a “sus arbitrariedades y
errores” (Véase “Vicente García. Mito y
Realidad”., págs. (155-56, 159-161)
“Payito” era considerado uno de los predilectos de Vicente García, entonces en
un alto cargo en el Gobierno, lo que complicó políticamente aún más el desacato.
Al final del proceso del Gobierno contra los sediciosos aquellos fueron
amnistiados. De acuerdo a los informes de Calixto, detrás de Payito estaba la
actividad de los cespedistas. Algunos aspectos del fondo de esta sedición véase
en: “Carlos Manuel de Céspedes. El
Diario Perdido”, págs. 255-256y 263, anotaciones de los días 22 de diciembre de
1873 y 27 y 28 de Enero de 1874.
[2]La intuición de Calixto García
acerca de la no vinculación de Vicente García a los hechos no era desacertada. En cartas de R.P. Martínez a Vicente García
del 20 de marzo de 1874 este le informaba al General tunero.
a) “El disgusto entre los tuneros, pude
decirse así, tuvo su origen en la disolución del 1er cuerpo de Ejército y nombramiento de Vd. para
la Secretaria de la Guerra (...) y por último corre la noticia que los talleres
tenían orden de preparar con toda urgencia 300 fustes y todo el calzado posible
para las fuerzas de Cuba, y que el Mayor Calixto García Iñiguez se proponía
invadir el Valle de Guantánamo a la vez que el Mayor Gómez el Estado de la
Villas. Esta noticia que si no es cierta, no carece de lógica, cayó entre los
tuneros como una bomba a tiempo que el comandante Castellanos y comandante León
se levantaban en desobediencia de la autoridad reconocida del mayor Calixto
García Iñiguez, tal vez sin pensar en las consecuencia de un acto que no
sancionaría la justicia aunque existiere el derecho y que la Patria misma no
aprobaría si no fuera la idea salvadora”.
[Sic.] Véase: Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos y Remisiones, Legajo
475 número 31.
b) “…cuando nos veamos le diré los
motivos que me hicieron aconsejar a Payito que enviase por escrito las causas
de su levantamiento al gobierno. Al hacerlo le dije que sólo debían concretarse
al Mayor Calixto García Iñiguez, y después he visto con sorpresa que se extendieron
a otros particulares y no con habilidad ni estudio (...) En lo que se refiere
al Coronel Castellanos es para mí lo más notable y perjudicial.Ocúrreseme
preguntar ¿tendrá derecho el Mayor Calixto García Iñiguez para pedir y juzgar
en Consejo de Guerra a los que se acogen al indulto, por otras faltas que no
sean el acto de deserción?” [Sic.] Véase: Archivo Nacional de Cuba. Fondo:
Donativos y Remisiones, Legajo 475 número 32
Sin
embargo la intuición de Calixto de la no vinculación de Vicente García a los
hechos está en contradicción en el criterio de Fernando Figueredo en su texto clásico“La Revolución de Yara” donde
dice que a criterio del General holguinero detrás de Payito estaba “algún
personaje de más importancia”, “aludiendo
Vicente García”, véase “La Revolución de Yara”, pág. 41
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