En: Archivo Nacional de Cuba, Fondo: Donativos
y Remisiones, Legajo 157 núm. 46-15
Mayo 2/874
Ciudadano Miguel de Aldama, Agente general
de la República de Cuba en los Estados Unidos.
Apreciable ciudadano: hace tiempo que tengo
el gusto de conocerlo de nombre, sabiendo que ha sido Ud. en el extranjero de
los que más se han distinguido por un amor a Cuba ya nuestra Santa Causa. Hoy que se halla Ud. al frente de nuestros
intereses, para que preste su valiosa cooperación, a fin de que yo consiga de
esa emigración la artillería, necesaria para acabar de lanzar a los españoles
de todo oriente, preparado así el camino para la conclusión gloriosa de nuestra
lucha.
La misma guerra nos ha ido indicando lo que
necesitábamos: primero fueron armas y pertrechos arrancados al enemigo y
traídos otros del extranjero, hoy no necesitamos sino parque y artillería y
aún, si fuese necesario, imprimiría lo primero, pues lo segundo nos
proporcionaría con abundancia el parque que tomaría más en los mismos
campamentos enemigos. Hoy nuestro valiente Ejército se bate siempre victorioso
con el enemigo. Los españoles no solo nos
echan encima a los voluntarios cubanos sino también a los esclavos, pero estos
esbirros del tirano, faltas de disciplina y el apoyo de la tropa veterana, huyen
cobardemente ante nuestros soldados y sin embargo, estos mismos soldados se
vuelvan valientes a nuestro lado, y es que aquí encuentran el apoyo de sus
hermanos y los anima el amor sacro santo de la libertad. Pero si bien en el
campo obtenemos todas estas ventajas con las columnas que salen, no sucede lo
mismo en los poblados: allí, parapetados detrás de sus trincheras, nos llevan
ventajas; si bien esto no ha sido obstáculo para que hayamos entrado en casi
todas sus poblaciones y campamentos; nuestros fusiles son suficientes para
destruirles esas trincheras y poder de ese modo apoderarnos de ellas. La artillería es la que llena esa necesidad y
yo creo que Ud. estará de acuerdo conmigo en ese particular.
Nuestros amigo el Ciudadano Francisco Javier
Cisneros se me ha brindado para ayudarme, con esa generosidad y patriotismo que
todos le reconocemos; y Ud. lo conoce y sabe de cuanto es capaz, ayúdelo y
préstele su valioso apoyo; haga que sus amigos contribuyan también, y la patria
quedará agradecida a sus nobles hijos que no dudaron hacer último sacrificio,
para salvarlo y verlo libre, feliz e independiente.
Soy de u. Atento y S. S.
Calixto García Iñiguez:
P. D.
El Coronel Carlos Manuel de Céspedes, hijo
de nuestro inolvidable Presidente, que le entregará esta, con instrucciones
mías y completamente autorizado para la consecución de la empresa, al mismo
tiempo le indicará los puntos donde puede hacerse el alijo, con todas las
probabilidades de éxito, confío, pues, en que Ud. le
ayudará.
Iñiguez
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