lunes, 19 de noviembre de 2018

Calixto García Iñiguez - Correspondencia Carta a Carlos Manuel de Céspedes sobre su destitución como Presidente del 27 de octubre de 1873.



En: Archivo Nacional de Cuba, Donativos y Remisiones, legajo 472, núm. 47. (Copia mecanográfica con algunas notas de anexos.)

Cuartel General, “Bijagüal”,  octubre 27 de 1873.
Mi estimado amigo:

He recibido su carta fecha de hoy, junto con el manifiesto y documentos a que en ella se refiere[1], en los momentos en que el Ciudadano Salvador Cisneros me pasa un oficio comunicándome que la Cámara de Representantes, en uso de las facultades que le confiere la Constitución de nuestro país, ha depuesto a Vd. del cargo de Presidente de la República, confiriéndole a él, en calidad de interino, el referido cargo.
No me permitiré en estos instantes hacer a Vd. observación alguna sobre este acuerdo, limitándome a acatarle y a hacerlo obedecer, como cumple al militar que ha jurado obediencia a los Poderes Constituidos que funcionan dentro de la esfera de la legalidad y al patriota que odia toda perturbación, y anhela ardientemente el orden y la unión, como garantías indispensables para conquistar y afianzar nuestra libertad.
Fija, por otra parte, mi atención en las necesidades de la campaña y alejado completamente de esa política palpitante que permite sondear y esclarecer las cuestiones, penetrar las causas, apreciar los efectos y llegar, en fin, hasta el fondo de la conciencia de este hecho, al presente, con los datos y el detenimiento que su importancia exigen. Contestando ahora su atenta carta referente a hacer públicas el manifiesto y los documentos que se acompaña, con el objeto de ilustrar al pueblo y al Ejército de la verdad, para que ellos manifiesten si quieren que él continué ejerciendo el cargo de Presidente y a fin de presentar, en caso contrario, su dimisión, voy a manifestarle mi opinión con la misma franqueza que he usado siempre.
Creo que no hay motivo para que Carlos Manuel de Céspedes deje de considerarme su amigo, y proceda en consecuencia.
Me parece que la aludida manifestación es innecesaria, supuesto que tiene por objeto conocer la opinión del pueblo y el Ejército sobre el asunto arriba indicado, siendo así que la ha emitido por conducto de sus legítimos representantes.
Lejos de mí la idea de que pudiera ese manifiesto encerrar otros propósitos, y creo firmemente que si Vd. hubiera tenido conocimiento del último acuerdo de la Cámara en tiempo oportuno lo haría acatado, y guardando los precipitados documentos, esperaría una situación normal y tranquila para presentarse ante el pueblo a exponer todos los actos de su administración, y a descargarse de las acusaciones que por ellas pudiera haberle dirigido la Representación Nacional.
Nada más natural, pues, que yo devuelva a Vd. estos documentos sin darles la publicidad que me indica.
Reflexiónelo un poco y me lo agradecerá, porque nada le demuestra  a Vd. tanto la sincera estimación que lo profesa su afmo., igual amigo y h.
C. G. Iñiguez



[1] El 27 de octubre Céspedes envió a la cámara un manifiesto dirigido al Pueblo y al Ejército como la “única y absoluta potestad soberana que reconozco” en directo enfrentamiento a la reunión en desarrollo donde sabía se platearía su deposición del cargo de Presidente.  No obstante el 31 de octubre redactó otro Manifiesto acatando el acuerdo, resultando con ello que dejaba sin efecto el anterior documento.  El manifiesto  del día 27 de octubre véase en Carlos Manuel de Céspedes.  Escritos. tomo II, p. 322.  Véase además: Carlos Manuel de Céspedes. El Diario Perdido. pp. 129-139.

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