En: Periódico La Revolución, Nueva York 23-4-1871,
Núm. 281
Archivo Nacional de Cuba, Fuera de Caja # 2
JIGUANICEROS Y BAIREROS:Vuelvo a dirigiros la palabra a vosotros compañeros del 13 de octubre[1], para recordar ese gran día en que rompiendo las cadenas con que el tirano oprimía nuestros brazos, arrojamos los pedazos a su frente, retándolo a una guerra desigual; pero cuyo fruto sería la libertad e independencia de nuestra patria. Aún recuerdo con orgullo aquel día de gloria en que todos a una voz nos miramos reunidos bajo el arcoíris de la bella enseña en que brilla cada vez más fulgente la estrella solitaria. Ni un momento he dudado del triunfo en todo el período transcurrido, y si alguna incertidumbre pudiera haber abrigado mi corazón, hubiera sido desvanecida al verse rodeado de más de dos mil valientes que han jurado morir o ser libres, a los que los trabajos y sufrimientos propios afirman más y más en su notable resolución.Esto contribuye a hacerme sentir doblemente el que algunos de mis queridos compatriotas extraviados vivan con el tirano, si bien abrigo el convencimiento de que si lo hacen es llevados por el temor y las argucias de un enemigo que cada día más feroz, sueña con el exterminio de todos los cubanos, no deteniéndole para conseguir sus inicuos fines ni la sangre de los niños, ni las lágrimas de las madres, ni las canas de anciano.Echad una mirada a vuestro alrededor, queridos paisanos y veréis que los esfuerzos hechos por los godos en estos dos años han sido inútiles, fijad la vista en sus diezmados batallones, en sus escuálidas cajas que no contienen ni siquiera lo necesario para pagar el mezquino sueldo con que remunerar la sangre de sus soldados, y decid luego si es posible que logren triunfar de nosotros hoy que tenemos armas y pertrechos los que no pudieron hacerlo en los primeros días de nuestra santa insurrección en que nada poseíamos.La hora de la victoria cada vez más certera se acerca y a vosotros está destinada una bella parte en la empresa abandonando al tirano que sólo y sin recursos, expiará el mal causado a nuestro país.Salid, hermanos, de las trincheras donde os tiene detenido el verdugo de vuestra patria y corred a los bellos campos de nuestra rica Cuba donde es espera con los brazos abiertos vuestro compañero.Cuartel La Seca, 9 de febrero de 1871.Calixto G. Iñiguez
[1] En esa fecha los
patriotas de esos lugares, junto a los que iba Calixto García, se levantaron en
armas.
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