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Pirala, Antonio, “Anales de la guerra de Cuba”. Tomo 1. pág. 763
Cubanos: Cada vez se presenta más claro a la vista que toca al desenlace la brillante epopeya que dio principio en los campos de Yara.
Leed los periódicos de la Península y veréis que en ellos se pide el abandono de Cuba de cualquier manera.
Antes de mucho veréis el final de la obra que empezó con el cobarde abandono de Santo Domingo[1], seguirá con el de Cuba y concluirá con el de Puerto Rico, último baluarte de la tiranía goda[2] en América; justo castigo aplicado por el gran arquitecto del universo[3] a los vanidosos, que sedientos de oro, exterminaron, no conquistaron, la raza indígena del Nuevo Mundo[4].
Marchad, nobles descendientes de Pizarro[5], Almagro y Bobadilla, volved a los áridos de Asturias y Cataluña y, si es posible, hacerlos fecundos con el trabajo abandonando para siempre el suelo en que dejáis gradado, en anchos y sangrientos surcos, la triste época de vuestra bárbara dominación.
Volved, míseros, a vuestros inhospitalarios montuños, pues si continuarais aquí, vuestro contacto mancharía la libertad de nuestra patria.
Pero antes oíd mis palabras, que son las de todos los cubanos. “Guerra a muerte y sin cuartel al aventurero español[6], que roto y descalzo llegó a vuestras playas y después de enriquecido con el fruto de sus rapiñas ha tratado de secar las fuentes del saber y la riqueza de la nación”. Con estos no puede haber paz, no puede haber amistad.
Paz y amistad para todos. Guerra a los ladrones que se titulan comerciantes –
Las Cabezas 1 de junio de 1870.
Calixto G. Iñiguez[7]
[1]
Se refiere a la salida de las tropas españolas de Santo Domingo el 11 de julio
de 1865 obligadas por el movimiento popular y anticolonialista encabezado por
Luperón contra la anexión de la República Dominicana a España (1861-65)
promovida por el Presidente Pedro Santana.
[2]
El término “godo” fue utilizado desde fines del siglo XVIII por los
revolucionarios en Latinoamérica como vocablo diferenciador del criollo y el
colonialista. Hacia 1770 en Perú “godo”
“chapetón” y “peninsular” eran los calificativos que los patriotas daban a los
españoles. (Véase de A. Flores,
“Buscando un inca: identidad y utopía en los Andes”, Ediciones Casa de las
Américas, La Habana, 1986; pp. 146 y 230).
En un artículo del periódico La Independencia, del 15 de octubre de
1874, se habla de los “Clérigos godos”.
[3]
Conceptualización masónica de Dios.
[4]
Una acusación similar del colonialismo se puede encontrar en “El Presidio
Político en Cuba” (1871) del joven José
Martí Pérez. (Véase Obras Completas,
tomo I, p. 47).
[5]
Al referirse a “Pizarro” es posible que Calixto ironizase sobre el orgullo
nacional de los colonialistas por cuanto el buque Pizarro, junto al Hernán
Cortes, Vasco Nuñez de Bolivia, etc., fueron
los encargados de trasladar las tropas españolas desde Santo Domingo a
Santiago de Cuba en julio de 1865.
[6]
El 18 de febrero de 1869 Carlos Manuel de Céspedes dictó un Decreto de Guerra a
muerte contra los colonialistas. En
abril de 1869 el gobierno colonial proclamó la Guerra de exterminio a los
mambises.
[7]
Un Parte Oficial dedicado a los nombramientos y publicado en el periódico “La
Revolución” en mayo de 1870, informaba que en el Estado de Oriente Calixto
García, junto a Luis Figueredo, José María Aurreucoechea y Francisco Javier
Céspedes eran Generales de Brigada.
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